jueves, 4 de agosto de 2016

SÍMBOLO EN COLORES

  

          La ciudad está empapelada (moderadamente) de banderolas colgadas de las farolas o carteleras situadas acá y allá, sirviendo de acompañamiento a cualquier evento cultural de los que surgen de vez en cuando en cualquier rincón ciudadano. Es un juego de cuadrados de colores, siete en total, que forman una C acompañada de la alusión al momento que se quiere conmemorar, los veinte años de la declaración de patrimonio universal, cosa que se cumple este año, cuyo paso presuroso avanza ya por su segunda mitad. Me pregunto si la ciudadanía conquense es consciente de la simbología que ofrece ese logotipo, pero me pregunto más aún si los visitantes caen en la cuenta del significado de esa profusión decorativa. No estoy nada seguro de una cosa ni de la otra. Pero, claro, tampoco me encuentro en condiciones de aventurar un  juicio de valor; ni siquiera se podría hacer contando con el soporte de una encuesta (que nadie ha hecho) porque después de lo sucedido en las últimas elecciones generales, donde los sondeos no dieron ni una a derechas, ya no hay fundamento para dar credibilidad a los estudios de opinión. Así que dejemos la cosa en el ámbito de lo esotérico. ¿Sirve para algo el logotipo diseñado por Cruz Novillo, experto donde los haya en transmitir emociones a través de un símbolo? ¿Despierta interés en propios y ajenos? ¿Todos, o muchos, o bastantes, o algunos, saben lo que significan esos colorines cuadrados? Graves cuestiones todas, pero no lo suficiente como quitarnos el sueño.


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