lunes, 4 de septiembre de 2017

LA CULTURA DEL JAMÓN VOLANDERO

           
           Algunos ciudadanos asistimos, con una cierta sensación de disgusto, a ciertos espectáculos que el pueblo jacarandoso tiene tendencia a promover en las ocasiones más variadas, pero sobre todo en periodos festivos. Por lo común, esas actividades aparecen vinculadas al maltrato de animales, desde el brutal Toro de la Vega (aparentemente suprimido) hasta los que lanzan cabras desde la altura de un campanario o retuercen gallos o patos o se divierten muchísimo jaleando vaquillas a la orilla del mar hasta conseguir que el pobre animal se de un baño que probablemente no desea. Así se divierte este inocente pueblo nuestro. Pero hay también otros pretextos, como la asquerosa tomatina de Buñol (acaba de celebrarse) cuyas circunstancias repugnantes son jaleadas masivamente e incluso merecen los honores de salir de manera destacada en el telediario de La Primera, para así aumentar el oprobio y la vergüenza.
            En un bonito y poco conocido lugar de la Serranía de Cuenca, Carrascosa, quieren también entrar en el libro donde se recogen los récords más estúpidos que imaginarse pueda. Aquí no utilizan inocentes animales, ni vegetales, sino comida carnosa y sabrosa, en forma de jamones. Pues hace años (20 para ser exactos) un astuto habitante del lugar concibió una curiosa competición: el lanzamiento de jamones, a lo que se vienen ejercitando con singular entusiasmo y del que acaban de celebrar la última edición con tan general contento que ya aspiran a organizar, para el año que viene, toda una competición mundial.
            Dejo a la consideración de cada cual valorar debidamente el espectáculo que, sin duda, como todas las barbaridades, tiene seguidores entusiastas. Allá cada cual con sus gustos. Pero lo que me ha irritado es leer que semejante suceso se inscribe en la Semana Cultural de Carrascosa, organizada y patrocinada por una asociación que se titula Isabel de Cervantes y que comenzó con la disputa del V Memoria Javote, una prueba pedestre y concluyó con el susodicho lanzamiento de jamón.
            Vamos a ver si nos entendemos. La palabra, el término, el concepto “Cultura” está siendo vapuleado y vilipendiado a diestro y siniestro. Desde la “cultura” del pelotazo a la “cultura” del vino pasando por infinitos movimientos culturales a los que ahora se une la “cultura” del jamón volandero y podrían sumarse la “cultura” de una carrera de quesos rodando cuesta abajo o la “cultura” de la caza y captura de las mariposas ribereñas. O cualquier otro disparate que se le ocurre a algún paisano con dotes inventivas. Los buenos habitantes de Carrascosa están en su derecho de invertir tiempo y esfuerzo en lanzar jamones al aire con toda la abundancia posible, en un derroche de riqueza que es, al menos, insultante para quienes tienen problemas para comer todos los días. Pero, por favor, no digan que eso forma parte de la Cultura del lugar. La Cultura, en serio y de verdad, es otra cosa.
            Y asumo y comparto el comentario escrito en un digital por un comunicante anónimo, añadiendo a la noticia: “Grandes poetas nos promete este sutil pueblo”. Pues eso.


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