lunes, 24 de febrero de 2014

REMEDIOS PARA LA CASA DEL CORREGIDOR



        Perdida entre la maraña de noticias que nos consumen cada día (y casi cada hora, podríamos decir) se ha deslizado una en apariencia insignificante, cosa menor, a la que pocos parecen haber prestado atención. Se nos ha dicho, hace unos días, que el Consorcio de la Ciudad de Cuenca, esa benemérita institución que vela por nosotros y nuestros bienes arquitectónicos, ha decidido al fin acometer las obras de restauración de la Casa del Corregidor para que pueda cumplir, al fin también, el destino que tiene señalado desde hace décadas: acoger y ofrecer dignamente a todos el Archivo municipal de Cuenca. Dos partes tiene la noticia. La primera, salvar uno de los más nobles edificios civiles que hay en Cuenca, el más digno de todos los que jalonan la calle Alfonso VIII. Obra emérita del siglo XVIII, levantada sobre el solar en que estuvo la Casa Real, el proyecto lleva la firma de José Martín de Aldehuela, el gran arquitecto de Cuenca. Eran los tiempos felices de Carlos III, quien en 1769 autorizó la obra. Y ahí está, ahí está, con su elegante fachada clásica a la calle principal y su audaz despliegue de alturas hacia Santa Catalina y el Huécar. Bien merece tan digno edificio que se recupere y rehabilite. Y bien merece el maltratado Archivo municipal de Cuenca, con sus valiosísimos documentos acumulados desde Alfonso VIII salir del descuidado ostracismo al que le vienen castigando una corporación tras otra, para desesperación de cualquiera que sienta un mínimo interés por la historia, la cultura y el patrimonio, esa cosa indefinida que dicen es de todos y, por serlo, pocos se preocupan de mantenerlo.

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