martes, 2 de septiembre de 2014

EL MUSEO QUE CUENCA NO TIENE


            Con el lógico y necesario interés leo las noticias municipales que adelantan el desbloqueo de las gestiones para reanudar las obras de reconstrucción y remodelación de la Casa del Corregidor, una de esas empresas prioritarias desde hace décadas y siempre en situación de stand by, acompañada de periódicas declaraciones sobre la próxima ejecución real de los trabajos. Parece –toquemos madera, por si acaso- que ahora las cosas van en serio en cuanto que hay disponibilidad económica, acuerdos entre instituciones (esa rara avis que nos está conduciendo a situaciones esperpénticas) y plazos comprometidos.
            Todo parece ir viento en popa, a vela moderada, pero suficiente para que el proceso vaya adelante. Sin embargo, en este largo caminar, en el que intervienen muchas manos y se producen algunos olvidos, surge uno de ellos que motiva este comentario. Porque en las recientes declaraciones de la concejala de Cultura y portavoz del equipo de gobierno municipal, al hablar del destino futuro del edificio, una vez restaurado, menciona su destino principal, el de Archivo Municipal para el que fue concebida y diseñada esta obra de restauración, a la que se acompaña ahora la afirmación de situar ahí las oficinas del Consorcio Ciudad de Cuenca, cosa nueva y no contemplada en el plan inicial. Sin discutir esta atribución (pese a que podría ser discutida, naturalmente) sí prefiero aludir a otra cuestión que ahora parece olvidada: el Museo de Historia de la Ciudad, que sí se mencionaba expresamente en el procedimiento original y que ahora, por razones que ignoro, ha desaparecido sin motivos pese a que sigue siendo totalmente necesario una instalación de ese tipo.
            Siempre he pensado (con motivos suficientes) que los concejales de las últimas hornadas se han distinguido por mostrar de manera reiterada un profundo desconocimiento de la historia de esta ciudad y especialmente de la enorme riqueza, complejidad y variedad de los elementos que son propiedad del Ayuntamiento y que permanecen rigurosamente guardados en el más absoluto desconocimiento. Cualquier ciudad que se precie (y las hay a docenas) tiene abierto un Museo de su propia Historia que suele tener un amplio interés para los visitantes pero, sobre todo, es una lección permanente para que los propios ciudadanos, adultos y jóvenes, sepan dónde vivimos, de dónde venimos y cuáles son los elementos básicos que componen la esencia de la ciudad. Eso, en Cuenca, se ve complementado por la ingente cantidad de documentos y objetos que podrían formar parte de esa exposición permanente y aleccionadora.

            El Museo de Historia de la Ciudad es complemento adecuado y necesario del Archivo Municipal. Y si el actual Ayuntamiento lo ignora, lo único que se hace es prolongar la solución del caso, para que otra corporación más sensible caiga en la cuenta de la conveniencia de instalar tal Museo, aunque sea en otro local y no en el que debe ocupar por naturaleza, que no es otro que la Casa del Corregidor.

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