miércoles, 6 de mayo de 2015

SINGULAR EMPECINAMIENTO



Es llamativo el empecinamiento del obispado de Cuenca en mantener en la fachada lateral de la catedral, junto a la entrada al palacio episcopal, la alusión a José Antonio Primo de Rivera. No a la cruz, que nadie se opone a ella ni hay por qué, sino a la referencia al jefe de la Falange. Empecinamiento singular porque, a estas alturas, probablemente no quedan activos más de media docena de simpatizantes con aquella ideología del pasado, de manera que no se entiende muy bien a quiénes no quieren molestar. Aunque es cierto que, puestos a no entender, menos aún puede comprenderse la actitud del todavía alcalde de Cuenca y sus compañeros de mayoría, socialistas (de izquierda, se supone) y desde luego demócratas, que miran siempre a otro lado, por lo común a las musarañas, cuando surgen estas cuestiones. Y continuando con el desentendimiento, tampoco se libra quien ha sido hasta ahora subdelegado del gobierno y aspirante a ocupar la alcaldía de Cuenca, entre cuyas competencias estaba cumplir y hacer cumplir la ley, las leyes, todas las leyes y que en este asunto se ha lavado bonitamente las manos. Y así va pasando el tiempo, 37 años ya desde que se aprobó la Constitución, y la catedral de Cuenca, la Iglesia de Cuenca, empeñada en no suprimir el nombre de José Antonio adornando innecesariamente la cruz. Y dando pábulo a que las organizaciones republicanas sigan dando la matraca y alimentando ínfulas anticonstitucionales. La verdad es que lo que pasa en Cuenca es para contarlo en un tebeo macarrónico.


No hay comentarios:

Publicar un comentario