sábado, 21 de abril de 2012

Manifiesto a favor del loro

          Un grupo de personas, sin duda bien intencionadas, ha preparado una especie de manifiesto que puede ser firmado por quien quiera: creadores, gestores o participantes de cualquier forma en el mundo de la cultura conquense, expresando "nuestra disposición a colaborar para que las actividades culturales no sufran el parón que ya están acusando”. Para ello, quienes viven, mejor o peor, de la cultura, se ofrecen a participar de forma altruista (o sea, gratis, como hasta ahora) con el benéfico propósito de que “ni Cuenca ni su provincia dejen de ser un ejemplo de vida cultural, de creación artística y literaria”. O sea, que el problema que venimos detectando desde hace varios meses (todo el mundo sabe desde cuándo e incluso por qué) en forma de parón, por no decir retroceso, se arregla con que renunciemos al sobresueldo que no tenemos y a los beneficios que no percibimos. Pues, como en el viejo (y tópico) dicho, lo que en esta tierra recibimos los activistas de la cultura es el chocolate del loro y con eso, lo sabemos de sobra, no se arregla el problema. Quizá si estuviéramos en Estados Unidos, en el Reino Unido e incluso en otros países de la muy querida Europa, eso serviría de algo, porque allí la actividad cultural si cuenta con un importantísimo soporte privado, pero en España, en Castilla-La Mancha y, por concretar del todo, en Cuenca, el motor de este negocio se llama instituciones públicas. Y si ellas fallan, no hay nada que hacer. Incluso disminuyendo el magro sueldo que ya cobran los trabajadores públicos en general, y estos en particular más, puesto que en Cultura hay un enorme número de personas en situación laboral precaria, siempre amenazados por la sombra del despido de cada día. La realidad es que hace falta dinero público, mucho dinero público, para que alguna vez el mito de "Capital Cultural de Castilla-La Mancha" pase de las buenas intenciones a la realidad. Dinero para ampliar el Museo de Arte Abstracto, dinero para dar forma al Centro de Arte Contemporáneo en los antiguos almacenes municipales, dinero para financiar las orquestas y coros locales, dinero para que reabrir el Espacio Torner, dinero para no cerrar la Fundación Saura, dinero para que pueda empezar la restauración de la Casa del Corregidor y la ubicación en ella del Archivo Municipal, dinero para que el páramo de Mangana vuelva a ser visitable, dinero para que avancen las excavaciones arqueológicas en la provincia, dinero para la Biblioteca Pública del Estado que este año no tiene ni un duro (perdón, euro) de presupuesto, dinero para impulsar las ediciones, dinero, dinero... Y cuando lo haya, podremos renunciar a nuestra onza de chocolate con la que, desde luego, no se va a ninguna parte.


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