viernes, 14 de abril de 2017

¿POR QUÉ GRATIS?


En Ciudad Real y Talavera de la Reina están haciendo palmas con las orejas porque, dicen, la Semana de Música Religiosa sale por primera vez en su historia de la capital conquense para llegar también a esas ciudades de nuestra Comunidad Autónoma. En la afirmación se  esconde un doble equívoco. Primero, no es cierto que la SMR salga de Cuenca por primera vez, porque ya en años anteriores hubo conciertos en otras localidades de la provincia de Cuenca. Y segundo, porque lo que sale de Cuenca no es la SMR sino la Orquesta y Coro de la Academia de la Semana de Música Religiosa, cosa bien diferente, aunque a vuela pluma y de prisa parezca que es lo mismo. A alguien (lo se de buena tinta) le interesa difundir la idea de la que la Semana ya no es una exclusiva de Cuenca sino de toda la región. Convendría dejarlo claro y las cosas en su sitio. La Semana de Música Religiosa de Cuenca se celebra en Cuenca y no en otros sitios.

Aparte estos matices, que no son baladíes, es un hecho digno de ser destacado que exista la Academia de la SMR, cuyo debut en el Teatro-Auditorio, el pasado martes santo, fue realmente un acontecimiento merecedor de todos los elogios posibles teniendo en cuenta diversos factores: el corto tiempo que ha habido para su formación y ensayos, la notable juventud de casi todos sus miembros, la enorme dificultad de la obra elegida. El resultado, ya lo digo, fue altamente satisfactorio.

Se trata de una ingeniosa aportación del nuevo director del festival, Cristóbal Soler, quien explicó en su momento algo que se ha dicho en repetidas ocasiones, sin llevarlo a cabo: “El panorama musical español exige que tomemos conciencia de la necesidad que los jóvenes músicos nacionales tengan un locus intermedio entre la finalización de su formación y el acceso al mundo laboral. Hoy día, la necesidad de experiencia previa y la falta de dicho locus dificulta su entrada en las grandes formaciones musicales. Pensamos que la instauración de una Academia asociada a la Semana de Música Religiosa puede ser un gran ejemplo y una gran oportunidad en este sentido”.

Esto, como he dicho antes, se ha intentado en bastantes ocasiones, pero recurriendo siempre a obras de repertorio (ya sabe: Beethoven, Mozart, Vivaldi y parecidos), asequibles siempre tanto para los jóvenes músicos como para el público.

En este caso, la diferencia es que la obra elegida viene a ser todo lo contrario.
Lazarus. Oder: die Feier der Auferstehung, es un drama religioso inacabado, de Franz Schubert, quien lo previó con tres actos o partes y solo llegó a componer algo menos de uno y medio. Quizá por ese concepto de ser obra incompleta o por su intrínseca dificultad, ha sido interpretado muy pocas veces y de hecho en Cuenca era una auténtica novedad. Lo han cantado seis jóvenes y sin embargo ya magníficos solistas: Marga Rodríguez, Mónica Campaña, Inés Ballesteros, José Luis Solá, José Manuel Guinot y Carlos Daza, todos, como se ve por los nombres, españoles, lo cual también es una novedad a destacar, porque no siendo yo nacionalista en cosas de arte y cultura sí cansa un poco esa especie de papanatismo que los programadores de élite muestran hacia cantantes extranjeros de nombres impronunciables cuya presencia y sobre todo sus voces, en bastantes ocasiones dejan mucho que desear. Y experiencias varias hemos tenido, incluida la Semana de Música Religiosa. Junto con los solistas, el coro, magnífico, perfectamente coordinado y no menos valioso el trabajo de la ejemplar orquesta, dirigida de manera nada estridente por José Sanchis. En resumen y sin querer competir con los críticos especializados, que de esto saben mucho, considero que la presentación de la Orquesta y Coro de la Academia de la SMR ha sido un gran acontecimiento que, para serlo del todo, debería estar marcado por la continuidad y permanencia y que, como también es habitual en el sistema informativo conquense, no ha sido resaltada como hubiera sido lógico y deseable..

Es esta agrupación orquestal y coral la que ha salido de Cuenca para hacer una pequeña gira por la región, visitando dos de las más importantes localidades de Castilla-La Mancha. Dos conciertos patrocinados por la Junta de Comunidades que ha cometido el error garrafal de ofrecerlos a estos públicos con entrada gratis. Esa es una forma de actuar siempre criticable, allí, aquí y en cualquier sitio. Responde al demagogo y erróneo concepto de que la cultura debe ser gratuita. Y, además, en este caso supone un agravio comparativo: ¿por qué es gratis en Ciudad Real el viernes y en Talavera el sábado cuando en Cuenca los precios eran de 30 y 25 euros?. Y, naturalmente, no estoy defendiendo la idea de que en Cuenca el concierto también debería haber sido gratuito, sino la contraria: todo el mundo debe pasar por taquilla.

Como es comprensible, de esto no tiene la culpa la Academia de la SMR sino esa inmoderada tendencia que algunos organismos públicos tienen hacia prácticas de populismo ramplón, pesando que eso se puede traducir en votos. Naturalmente, cuando llega la hora de votar, el personal piensa en otras cosas,
no en que un día, años atrás, fue a un concierto gratuito.



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