Algunas personas, conocedoras de la conferencia que pronuncié hace unos días en la sede de la Real Academia Conquense de Artes y Letras y que no pudieron asistir, me piden un resumen de lo que dije. Como rehacerlo es algo difícil (y entretenido), tomaré lo que sobre ese acto dijo el único diario que ahora se publica en Cuenca, La Tribuna, con la esperanza de que esa nota sea suficiente sin necesidad de tener que recurrir a escudriñar entre las singladuras de mi ego para encontrar otras palabras. Ahí va.
Con una conferencia
sobre la historia de la prensa conquense el periodista, escritor, editor y
académico José Luis Muñoz ha querido celebrar sus 50 años de ejercicio en la
profesión periodística, en la que se inició el 1 de octubre de 1965, formando
parte de la redacción de Diario de
Cuenca, lo que, después de este medio siglo de actividad, le convierte en
el decano de los periodistas en Cuenca.
En su conferencia, Aproximación a la historia de la Prensa
conquense, José Luis Muñoz prestó atención a los orígenes del periodismo en
nuestra ciudad, a partir de títulos en su mayor parte perdidos, refiriéndose en
exclusiva a los medios de información general y dejando para otra ocasión las
revistas y publicaciones especializadas. El más antiguo periódico conocido, El Centinela de Cuenca, apareció en 1837
y fue también el primero que sufrió acosos de los poderes públicos, en forma de
denuncias por artículos críticos. Tras un periodo de vacío, surge El Eco de Cuenca, en 1862, el primer
título verdaderamente conocido, al que siguieron otros como La honda de David ,
La Voz de Cuenca, El Orden, hasta llegar al primer gran periódico
conquense, El Progreso, que desde su
inicial aparición en 1885 y en tres etapas diferenciadas pudo llegar hasta el
año 1921.
El Correo Católico, La Giralda, La Esperanza, La Razón,
La Lealtad, son otros de los muchos títulos que surgen en la ciudad, con
escasa y agitada vida, en el tramo final del siglo XIX. La situación cambia
radicalmente cuando se agita e intensifica la política en las primeras décadas
del siglo XX, lo que anima a cada partido a tener su propio órgano de
expresión, surgiendo así el momento de mayor animación periodística, lo que se
refleja en la abundancia de medios, casi todos semanarios, que coinciden a un
tiempo: El Liberal, La Razón, El
Criterio, El Mundo, La Reforma, El Centro, La Lucha, Tierra. Sobre todos
ellos destaca uno especialmente, El Día
de Cuenca, nacido en 1914 y que a lo largo de sus casi 20 años de
existencia consiguió mantener una apreciable línea de independencia, a pesar de
las vicisitudes de los tiempos.
Casi todos ellos
desaparecieron con la Dictadura de Primo de Rivera, que también tuvo su propio
periódico en Cuenca, La Opinión. Al
proclamarse la República en 1931, las tareas informativas se dividen en dos
grandes medios: El Defensor de Cuenca, de
orientación católica integrista y beligerante contra el nuevo régimen y Heraldo de Cuenca, un semanario de
izquierdas que hizo bandera de la defensa de la República,
Con el fin de la
guerra civil, la situación cambió radicalmente. Tras varios años sin periódico
en Cuenca, en 1942 nació Ofensiva,
vinculado directamente a la Jefatura provincial del Movimiento, como órgano de
propaganda del régimen. Primero trisemanario, luego bisemanario, finalmente
llegó a diario en 1957 y en 1962 cambió su título por el que habría de ser
definitivo, Diario de Cuenca, que
mantuvo hasta su desaparición en 1984.
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