De rebote me llega la
noticia de que Antonio Moral (Puebla de Almenara, 1956) recibió hace unos días en
Madrid, de manos del embajador de Francia en España, Yves Saint-Geours, la
medalla de Officier des Arts et des Lettres francesa. Con esta distinción, el ministerio
de Cultura y Comunicación del país galo reconoce y destaca la continuada labor de difusión de la música francesa que
Antonio Moral ha venido realizando a lo largo de sus tres décadas de carrera
como gestor cultural en diferentes instituciones, tanto públicas como privadas.
En
la actualidad, el especialista musical conquense es director del Centro
Nacional de Difusión Musical, que gestiona el Auditorio Nacional, tras haber
sido director artístico del Teatro Real, al que llegó tras haber dejado la
Semana de Música Religiosa de Cuenca en la que, sin duda alguna, fue la etapa más
brillante de la ya veterana cita musical conquense. Y ello sin mencionar otras
etapas anteriores, como su gestión cultural en la Fundación Caja Madrid o la
fundación y desarrollo, casi espectacular, de la revista Scherzo.
Más
allá de la escueta y casi protocolaria mención de este reconocimiento oficial
que el gobierno francés le concede, quienes hemos tenido el irrepetible regalo
de trabajar junto a él, valoramos en Antonio Moral su profundo conocimiento del
medio musical al que se viene dedicando desde la juventud, su incorregible
entusiasmo incluso en situaciones críticas y ello sin disminuir un ápice un
sabio regusto irónico a través de la crítica inteligente, la seriedad de un
trabajo metódico, riguroso y su escogida habilidad para no participar innecesariamente
en la consabida ceremonia de las vanidades fútiles que son marca de la cultura
española al uso.
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