EL QUIOSCO CERRADO
(05-01-2018)
Nunca hubo en Cuenca
abundancia de quioscos de prensa callejeros. Imagino que la complicada
topografía urbana de esta ciudad, en la que abundan calles con aceras bastante
estrechas, salvo algunas de las formadas en los últimos años en la zona de la
carretera de Valencia, dificultaba la implantación de estos elementos que, en
otros sitios, forman parte ineludible del paisaje cotidiano. Miremos las
grandes avenidas de Madrid, o de Valencia, o como descubrí no hace mucho en
Córdoba, donde me sorprendió la sucesión de quioscos, separados por no
demasiados metros.
En Cuenca, ya digo, nunca
los hubo, pero sí existieron, incluso uno en la Anteplaza. Aquí, por las ya
citadas dificultades callejeras, o por costumbre, se mostró preferencia por los
despachos de prensa en soportales interiores de los edificios y así son la
mayoría de los que siguen existiendo. Ahora acaba de cerrar el penúltimo
quiosco callejero, el situado en la esquina de las calles Aguirre y San
Francisco; antes, hace unos años, lo hizo el que aún está, físicamente, pero
cerrado, junto al parque de Santa Ana, frente a la Plaza de Toros. Con la
última pérdida, me parece que ya solo queda en pie el que desde tiempo
inmemorial se encuentra frente al que fue teatro-cine Xúcar.
Naturalmente, ya estamos
acostumbrados a la liquidación de vetustos elementos urbanos sobre los que no
cabe más que unas palabras de nostálgica despedida. Pero en este caso, además,
interpreto que ese hecho va ligado también al progresivo descenso del mundo de
los periódicos y revistas en papel, aunque cuando entro en uno de esos
sacrosantos lugares, siempre coincido con bastante gente comprando cosas, eso
sí, con abundancia de chucherías varias, pero no faltan los compradores de
prensa.
En fin, cosas de los
tiempos, que dirían los clásicos. Aquí dejo constancia visual del quiosco, ya
cerrado, de la calle de San Francisco y dejo para otras mentes más profundas
las oportunas meditaciones socio-filosóficas.
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