
José Luis Muñoz. Una visión permanente sobre las circunstancias de la vida cultural en Cuenca, comentada con espíritu comprensivo y un punto crítico. Literatura, arte, patrimonio, cuestiones cotidianas, a través de la mirada de un veterano periodista.
viernes, 11 de marzo de 2011
CON OJOS JAPONESES

miércoles, 2 de marzo de 2011
ADIÓS A UN AMIGO

UN TIEMPO TAN DIVERTIDO...
Por si alguien no lo sabe, daré una importante noticia: vamos a tener elecciones dentro de poco. Eso, entre otros maravillosos entretenimientos, significa que muchas, muchísimas personas van a lanzarse a la calle (dicho así, en un concepto amplio) para ofrecer al resto de ciudadanos las más disparatadas e imaginativas propuestas. La mayoría serán de una pasmosa vulgaridad. Por ejemplo, todos nos asegurarán disponer de la fórmula mágica para solucionar el problema del paro, o prometerán implantar la más absoluta hondadez en la vida pública, en la que, nos dirán, no tendrán cabida corruptos, chorizos y sinvergüenzas en general, olvidando los que ya están en activo y vuelven a ser candidatos, con la más absoluta desfachatez. Pero esas son cosas menores. Como vamos de elecciones, se nos va a preguntar qué queremos hacer con nuestras vidas y haciendas. En estos casos siempre me han parecido especialmente divertidos los esfuerzos de muchos políticos, habitualmente desinteresados por lo que sucede en el mundo de la cultura, por conocer las inquietudes y propuestas de "los colectivos culturales". Por ahí anda ahora el director general de la cosa en la Junta de Comunidades haciendo las preguntas de rigor mientras con la boca entreabierta sonrie ante los lamentos de quienes ven cómo cada día disminuye, hasta desaparecer casi, el dinero disponible para hacer teatro, libros, música o lo que sea. Porque el propósito de este camelo es bien sencillo: decirme qué queréis con tal de que no cueste un céntimo.
copiones y plagiadores

Al pobre ministro alemán de Defensa le acaban de defenestrar por haber hecho algo que está a la orden del día: utilizar los buscadores de internet vía google para apropiarse de textos ajenos y añadirlos a los propios, en porcentaje variable, según las fuentes, pues las más malvadas llegan a decir que hasta el 75 por ciento era material de otros. Es lo que tienen los modernos mecanismos de comunicación e información, como saben muy bien los estudiantes gandules y los escritores golfos. Claro que, en una escala de calidades, quizá lo que ha hecho el ex-ministro, copiar para una tesis doctoral, se pueda considerar excesivo, más que hacerlo con un sencillo examen de bachillerato (o universidad). En el mundo de las letras tampoco estamos libres de esta plaga. Por supuesto, escribir un libro es cosa laboriosa, entretenida, que puede ocupar muchos días y, en casos, hasta años, de manera, se dirán algunos, que para qué trabajar tanto existiendo ordenadores, scanneres y fotocopiadoras. Hay ahora mismo en las librerías de Cuenca dos volúmenes que son, tal cual, reproducciones de otros anteriores. A uno de ellos le han cambiado el título, tan ricamente y así parece que es otro distinto. El otro lo mantiene, adaptado para que figure el "nuevo" autor pero por más que se quiera disimular no hay más que abrir la primera página para encontrar nada menos que Cuenca, la famosa guía publicada por Federico Muelas en 1968, sólo que ahora es otro el que lo firma. Cosas veredes y seguiremos viendo, sin duda.
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