viernes, 27 de julio de 2012

NADA QUE DECIR

       Siempre me ha llamado la atención -ahora más- la estructura absolutamente vacía, torpe incluso, de los espacios deportivos en los telediarios de todas las televisiones. Tienen más minutos que ninguna otra especialidad informativa, por supuesto cien veces más que cultura, por lo general desconocida en casi todos ellos, salvo los ligeros apuntes dedicados por La Primera pero son minutos que se llenan de nada, están vacíos de contenido, carecen por completo de cualquier tipo de interés. Y dentro de esa valoración general, hay un aspecto que realmente me tiene desconcertado: las entrevistas a deportistas, si es que puede llamarse así a esas declaraciones tan absurdas que parecen extraídas de cualquier relato de ciencia ficción. En el resto del telediario, salvo rarísimas excepciones, no se entrevista a nadie pero en deportes, sí. En deportes, cada día aparecen dos o tres individuos balbuceando siempre eso de “Bueno…, sí, estoy contento, bueno… tenemos que trabajar mucho… bueno, espero que todo vaya bien… bueno, la liga será complicada… bueno, el equipo está unido… bueno, ya veremos cómo van las cosas…” y así otra docena de “buenos” en los veinte segundos concedidos a cada protagonista. Me pregunto si en algún sitio, en alguno de los laboratorios que controlan estas cosas, alguien, con un dedo de frente, solo con uno, estará pensando en sustituir ese insulso desfile de individuos sin gracia, capacidad de expresión e ideas que transmitir, por cualquier otra cosa. Por publicidad, incluso.




jueves, 26 de julio de 2012

MEJOR LOS JESUITAS

     Una política de buena prudencia, ahora, antes y siempre, aconseja no cambiar aquello que funciona, al menos mientras siga funcionando. En el terreno práctico, eso se traduce en mantener en sus mismas condiciones aquellas cosas que se venden bien o, dicho en el lenguaje de las audiencias, suma categoría que sirve para medir lo que funciona y lo que no, mantener e incluso potenciar los programas que cuentan con el favor del público mientras que, al contrario, estamos cansados de ver cómo desaparecen de las parillas aquellos otros que tras dos o tres emisiones, se hunden en ese sacrosanto panel controlado por gentes invisibles. Eso, que se aplica generalmente en todos los estamentos, es exactamente lo contrario de lo que va a hacer el llamado ente público (en realidad, un coto de caza privado de quien manda) RTVE. ¿Que hay una serie de programas que funcionan, que en cada oleada trimestral registran más oyentes y espectadores, que están conducidos por profesionales de solvencia capaces de elevar el nivel a cotas nunca vistas antes…? Pues suprimimos los programas y echamos a los profesionales y todos -o sea, ellos, los gubernamentales y sus corifeos de la caverna-, tan contentos. Y esto lo hacen quienes llegaron al poder cargados de tan buenas palabras que, como los encantadores de serpientes, acertaron a engañar hasta a los más espabilados. Así nos luce el pelo ahora. Así es como entienden el servicio público quienes a él se acercan como depredadores con el esencial objetivo de mostrar con toda evidencia que poseen el poder y que eso se traduce en el derecho omnímodo de hacer lo que les viene en gana, cualquiera que sea la conveniencia general e incluso el interés propio porque si las cosas estaban funcionando bien ¿por qué cambiarlas? Ya lo decían los jesuitas: mejor no hacer mudanza.




martes, 17 de julio de 2012

IDEAS RENOVADORAS


     Hay quienes dicen que este gobierno no tiene ideas, que está acobardado, que no sabe cómo salir de la crisis. Discrepo de esa interpretación: este es un gobierno auténticamente renovador, imaginativo, que busca nuevas soluciones para afrontar los graves problemas de la realidad cotidiana. Veamos un ejemplo. Todos los gobiernos anteriores, cuando necesitaban buscar dinero, recurrían siempre a tres focos de ingresos: el tabaco, la gasolina y el alcohol. ¿Ha hecho ese este gobierno? Entre los cientos de medidas que adopta cada viernes, ¿figuran esas? No, señor. Este gobierno abandona un territorio ya trillado y sube los impuestos sobre el cine, el teatro, el circo, los conciertos musicales y cualquier otra cosa que huela a cultura. Eso es tener ideas progresistas, eso es entrar en saco en un sector boyante, al que acude la gente despreocupada, los aficionados a gastar el dinero así, por las buenas. A esos, a esos hay que exprimir el dinero. Hay gente que se lo pasa bien yendo a ver una película o una función de teatro. ¿Quien lujos? Pues que los paguen. Si, señor. A eso se le llama imaginación y renovación de viejos sistemas.

lunes, 16 de julio de 2012

MENOS MAL QUE HAY HUMOR


        Como suele ocurrir, afortunadamente, en los momentos de crisis, cuando la clase política demuestra su absoluta inoperancia y lo peor que hay en ella -y da lo mismo que sean dictadores sin conciencia o demócratas corruptos e incompetentes- surge el sentido del humor, la inteligencia a través de las palabras. Ahora volvemos a vivir uno de esos momentos de esplendor, gracias a la actividad de unos gobernantes procedentes de las cavernas y así encontramos maravillosas piezas que hacen de la ironía y el sarcasmo, creatividad imaginativa. Como el chiste del excelente Rubio que en las páginas de El Día de Castilla-La Mancha juega con iva y viva. Como el tertuliano de una emisora de radio de que combinaba astutamente iva con uvi. Como el sátiro Carlos Latre que enlazaba una salmodia burlona: "Iva a comprar un coche y ya no lo compro", "Iva a irme de vacaciones y ya no me voy". Y así, otros muchos más. Menos que algo nos queda después de los inmorables recortes de esta banda salvadora. Porque nos "ivan" a salvar, ¿lo recordáis? Eso decían hace menos de un año para justificar la conveniencia de que les diéramos el voto. Ellos tenían la solución para todo. Bastaba con echar a Zapatero y los suyos para que todo volviera a la senda del esplendor. ¿Y ahora qué? Pues eso, ajos y agua.

domingo, 15 de julio de 2012

LA INÚTIL CRIATURA DE MONEO


         Uno de los inevitables puntos de referencia, con el debido comentario, entre asombrado, irónico, burlón, escéptico o el sentimiento que en cada momento inspira al ciudadano en cuestión, es el llamado Bosque de Acero, planificado en mala hora con el propósito de servir de recinto ferial a la aburrida ciudad de Cuenca. Son las cosas que podían idearse cuando sobraba el dinero a espuertas, aunque hay que decir que los que vinieron detrás (PP sucedió a PSOE) asumieron la tontería supermillonaría y siguieron enterrando ahí paladas de euros, convencidos de que nunca llegaría una cosa llamada crisis. Pero aunque no hubiera llegado, la pregunta fetén, de los que estamos viviendo aquí y de quienes vienen a vernos es: ¿para qué sirve eso? Pues miren ustedes: para nada. Si ese edificio, o lo que sea (pues no estoy muy seguro de que esa estructura metálica le convenga el apelativo de edificio) tuviera alma, estaría francamente deprimido. Salvo una absurda exposición de objetos varios que tuvo el carácter de acto inaugural y otros eventos de multiforme contenido, desde una feria de la tapa hasta un concierto musical, para nada sirve el objeto en cuestión. Quizá por eso, su presunto autor, el arquitecto Rafael Moneo (Tuedela, 1937), que pronto derivó la responsabilidad creativa, si es que tuvo alguna, a su "Estudio" (¡), haciendo figurar en el proyecto el nombre de su hija, no incluye el Bosque de Acero de Cuenca entre las obras meritorias, que las tiene, naturalmente, que justifican la concesión del premio Príncipe de Asturias de las Artes. Con lo que podríamos fardar en Cuenca de tener en Cuenca la obra de un premiado de tal distinción. Pero claro, si el propio interesado no se reconoce como padre de la criatura, ¿tenemos derecho los demás a presumir de tal cosa? No se por qué, pero me temo que no.

sábado, 14 de julio de 2012

SÍ HAY OTRA MANERA

     Recuerdo perfectamente la primera vez que oí (era a través de la radio) una expresión que, desde entonces, me parece detestable: "Como no puede ser de otra manera". La decía, a través de las ondas y por medio de un micrófono, alguien que en ese momento ocupaba un destacado puesto público provincial (y que, muchos años después, sigue viviendo a costa de todos nosotros, aunque ahora en otro puesto, que así de intercambiables son estos desprendidos servidores del bien público). Desde entonces y hasta ahora, el infame latiguillo se repite por doquier, de unos a otros, hasta llegar a la última y repugnante expresión que padecemos estos días, en boca del señor Rajoy y sus corifeos, esos mismos que hace apenas unos meses iban a salvarnos a todos pues decían, y nos lo creímos en forma de votos, que tenían todas las  panaceas para los males acumulados por este país. Pues ahora van y dicen que no se puede hacer otra cosa, que es obligado continuar con lo que ya habían empezado los otros, pues no puede ser de otra manera. Toma imaginación al poder. Para este viaje no hacían falta alforjas de pollinos votantes. Por eso habría que clamar al cielo, a ver si allá arriba alguien nos oye, que sí, que todo se puede hacer de otra manera, que nada es obligado (ni siquiera por obedecer a Merkel). Sí pueden ser las cosas de otra manera. Aunque, claro, para eso habría que tener otro tipo de políticos y gestores y no la calamidad que nos ha caído encima, para desgracia nuestra.

NO TODOS SOMOS IGUALES



       La Constitución -y otras normas no menos solemnes- dicen que sí, que todos somos iguales, pero sabemos perfectamente que no es así y además hay múltiples ejemplos que lo atestiguan. Observemos por ejemplo esa ceremonia, aireada a bombo y platillo por todos los medios informativos: el gobierno, con su presidente, Mariano Rajoy, a la cabeza, entrega, o sea devuelve, el Códice Calixtino a la catedral de Santiago, que comparece igualmente con su prelado titular a la cabeza, rodeados ambos del bombo que la naturaleza protocolario otorga a tales sucesos. No olvidemos un dato muy importante, necesario para valorar con precisión lo que se pretende en este comentario: la devolución se produce apenas 48 horas después de haber sido localizado el famoso documento, sustraido en condiciones casi rocambolescas por quien parece ser el responsable de la fechoría, un electricista cabreado con el deán de la catedral. 48 horas digo. No hubo obstáculo alguno ni por parte del juez que lleva el caso ni por la policía; todos ellos se lavaron las manos en cuanto a las cautelas precisas. Exactamente lo contrario de lo que viene sucediendo, en un periodo que dura ya por lo menos diez años, con el repertorio de libros sustraidos del seminario San Julián de Cuenca. No solo en este caso la investigación va a paso de tortuga -envidiable la eficacia policial en Santiago de Compostela- si es que va, pues posiblemente está ya archivada, sino que los libros que han sido recuperados siguen retenidos por la policía y el juzgado, pues son precisos, dicen, para formalizar la investigación. Vaya hombre, cautela que no ha tenido mucha importancia en un caso tan sonado como el compostelano. a ver si uno de estos días el presidente Rajoy o, si acaso, alguno de sus ministros, delegados, consejeros o curritos autonómicos o provinciales tienen tiempo de venir a Cuenca solemnizar también la devolución de los libros robados. ¿O hay que decir sustraídos, distraidos, tomados en préstamo o qué otra sutileza? Pero no nos caerá esa breve, pues somo la experiencia y la realidad demuestran cada día, todos no somos iguales y ni el presidente gallego tiene especial apego por las severas tierras conquenses ni la catedral de Cuenca es la de Santiago. Menuda diferencia.

lunes, 2 de julio de 2012

CERRADO POR Y HASTA...


     No se si los seres humanos tenemos mala memoria o es que nos domina la indiferencia o es que nos abruman tanto las cosas del día a día que las demás importan poco y menos aún las que empiezan a formar parte del pasado. Y así, por uno de esos motivos, o por cualquier otro, qué más da, esas cosas presuntamente importantes se van diluyendo hasta caer en el absoluto olvido. Viene todo esto a cuento del Espacio Torner, cerrado inopinadamente en el mes de noviembre con bonitas palabras que aseguraban su retorno en el siguiente febrero. Optimismo que comparte la propia página web del museo, donde se dice de manera taxativa: "Cerrado hasta marzo por cuestiones económicas". Marzo ya pasó, y abril y mayo. Los optimistas bienpensados que estaban seguros de la reapertura para la Semana Santa se quedaron con un palmo de narices. Los menos optimistas, pero que también lo son, convencidos de que ese retorno tendrá lugar para el verano empiezan a mirar al cielo, a ver si escampa la que nos está cayendo encima, porque ya estamos en julio y no hay ninguna noticia de esa reapertura. El propio interesado, Gustavo Torner, calla y quizá ni siquiera está por Cuenca, desanimado con las cosas que están pasando. En su día, la Real Academia Conquense fue de las pocas instituciones (quizá la única) que levantó su tímida voz quejosa. Después, silencio. Y el que calla otorga, asegura la voz del pueblo. Y así, poco a poco, insensiblemente, el olvido se va apoderando de todo y cualquier día nadie recordará que existió un proyecto artístico de envergadura llamado Espacio Torner.

domingo, 1 de julio de 2012

LAS PIEDRAS, SEGÚN MARÍN



Hace meses, muchos meses, abrió y cerró, todo en un pis-pas, el que entonces de llamó "Palacio de Otoño" y ahora reaparece como "El Balcón de la Plaza" que, al menos en el título, es menos pretencioso. Ahí está, en ese hermoso inmueble que, con entrada por la calle Pilares, tiene sus balcones delanteros mirando a la Plaza Mayor y los traseros a la Hoz del Júcar, por lo que, aparte su contenido, los atractivos iniciales están asegurados. También es agradable el paseo por el interior, restaurado con el buen gusto habitual que en estas cosas pone Arturo Ballesteros, de los pocos que quedan, si no el último, con conciencia arquitectónica de cómo fue esta ciudad y cómo debería ser conservada. Reabre pues este espacio expositivo, a caballo entre museo y galería (pues tiene venta directa de lo que se expone) y lo hace con una muestra del trabajo que viene realizando Vicente Marín (Cuenca, 1951), un escultor ya veterano, conocido a ciertos niveles por su esporádica aportación a la Semana Santa, pero que en realidad mantiene viva una vocación, alimentada desde niño, por el trabajo en la piedra. En 1972 ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, trabajando luego como aprendiz en los talleres de varios escultores, hasta vincularse al de su auténtico maestro, Juan Luis Básalo Parodi. Resumiendo, que esto no quiere ser un artículo biográfico, la piedra es, para Vicente Marín, su material preferido. Y a la piedra dedica esta exposición inicial en "El Balcón de la Plaza", con una colección de obras titulada, de manera muy expresiva "Piedras de Cuenca", pues de aquí, de distintos lugares de la provincia, procede de forma mayoritaria el material empleado. En esta, por ejemplo, que he elegido para ilustrar las palabras, utiliza piedra clara de Cueva del Hierro y oscura de Valdemeca. En estas obras queda de manifiesto cómo el escultor continúa su proceso de investigación de las formas y los materiales, siempre buscando la mayor limpieza y claridad en el resultado de las propuestas que ofrece al espectador. Aleccionador, y mucho, este paseo por el mundo creativo de Vicente Marín y por los encantadores recovecos que nos ofrece "El Balcón de la Plaza", cuya visita, por uno y otro motivo, recomiendo calurosamente.

sábado, 30 de junio de 2012

LOS YÉBENES ES DIFERENTE


       Por lo que se -tengo un vago recuerdo, de una visita ya antigua, envuelta entre las brumas difusas de recuerdos parecidos- Los Yébenes es un pueblo de meritorios valores paisajísticos y artísticos. Situado en la falda de los montes de Toledo, en la provincia del mismo nombre, debe tener ahora sobre los 6.500 o 7.000 habitantes, lo que no está nada mal. Lo que me llama la atención de este lugar es el titular encontrado no hace muchos días en las páginas de El Día de Cuenca (perdón: ahora El Día de Castilla-La Mancha): “Los Yébenes, en busca de ser referente cultural” afirmación que se completaba y ampliaba seguidamente con un texto aún más ambicioso: “El Ayuntamiento de Los Yébenes con su alcalde a la cabeza, Pedro Acevedo, está dando los pasos necesarios para convertirse en el próximo referente cultural, turístico y cinegético de Castilla-La Mancha, al hacer una clara apuesta por poner en marcha una serie de museos que muestren la riqueza cultural, paisajística y cinegética que tiene el municipio”. Con la que está cayendo sobre este país y esta región, aparece un alcalde, imagino que con cierto respaldo popular, para lanzarse a la piscina con semejantes proyectos. Debe ser un caso en solitario, la excepción que confirma la regla, según el conocido tópico al uso. Porque de todas las consecuencias que se pueden extraer del tiempo de crisis que nos ha tocado vivido (y no hablo de la crisis económica, sino de la otra, la de verdad, la profunda, que corresponde al mundo de las ideas y las iniciativas) la peor afecta al sector de la cultura, maltratado hasta niveles no vistos en muchísimo tiempo. Siempre es el chocolate del loro que debe ser suprimido para que las demás necesidades puedan sobrevivir. Por eso es llamativo que a este alcalde se le ocurra seguir impulsando cuestiones que no tienen nada que ver con la recogida de basuras o el mantenimiento del suministro eléctrico a las calles. Que alguien, cuando todos los demás están en vergonzosa retirada, sigue apelando al desarrollo cultural, es ciertamente meritorio. Y conste que, para mantener totalmente libre el comentario, no he querido averiguar a qué partido pertenece. Sea el que sea, este hombre tiene aún sentido común.

viernes, 29 de junio de 2012

RECLAMAR MANGANA


       Algo debe estar pasando realmente cuando en una ciudad como Cuenca surgen movimientos de protesta ciudadana, rompiendo así la monótona parsimonia fatalista que caracteriza nuestro carácter. Hay protestas en el sector educativo, en el sector asistencial, en todo lo que tiene que ver con la salud, pues en todos ellos este gobierno, el de Madrid y el de Toledo, han decidido meter la mano para conducirnos directamente a la ruina, la pobreza y la desesperación. Como si ellos fueran los nuevos negreros y nosotros, el pueblo, los sierves a los que azotar sin mayores explicaciones. Pero ese no es el tema habitual de estos comentarios; sí lo es otro movimiento reivindicativo y éste le toca al ayuntamiento de Cuenca, principal responsable de que la ciudadanía, todos nosotros, turistas incluidos, hayamos perdido el uso, disfrute y contemplación de la torre de Mangana y sus inmediaciones. Para catorce años ya va el desastre incalificable al que nadie, ningún alcalde y concejales, hasta ahora, ha tenido el valor de poner fin. Por eso el otro día salieron a la calle los vecinos (un grupo, tampoco hay que exagerar) para reivindicar la reapertura de Mangana y sus alrededores, la recuperación plena de ese espacio tan emblemático del casco antiguo, que se encuentra como puede verse en la foto que he elegido para acompañar estas palabras, en pie de guerra, levantado, cruzado por zanjas que dejan al aire las viejas piedras venerables, con los elementos de protección por los suelos, a cielo abierto. Alguien debería ser señalado con el dedo como responsable del desaguisado pero muchos más merecen la reprobación pública ciudadana por su apatía y abandono. No tengo mucha fe en este tipo de actuaciones públicas reivindicativas, porque hay gente que se ha envuelto en firmísimas corazas protectoras en las que todo resbala, pero al menos sirven para que tomemos conciencia todos y miremos hacia el punto señalado. Reclamar Mangana, el fin de las obras ¡ya! y su recuperacion total es una misión colectiva, de todos. Me uno, por completo, a la reivindicación vecinal y la proclamo desde aquí-

NO HAY TIEMPO PARA LEER


El 61,4% de los españoles se declara lector de libros. Eso en España. Si miramos un sector del territorio nacional llamado Castilla-La Mancha, el dato es otro: 51,5% que, como cualquier lector de estas líneas podrá observar, está muy lejos, nada menos que diez puntos, de aquella primera cifra inicial. Si tenemos en cuenta que Madrid ofrece un 70,2% la diferencia es ya abismal. Otro capítulo es el que se refiere a la compra de libros. En el año 2011 cada español compró una media de 9,6 libros, uno menos que en el año anterior, pero otra vez hay que matizar, porque en Castilla-La Mancha estamos donde estamos, o sea, a la cola, en el último puesto del ranking, con solo 7,2 libros por persona. De Cuenca no hablamos, porque la estadística, ofrecida por el Gremio de Libreros, habla solo de comunidades autónomas. Mejor, porque así nos ahorramos otro disgusto más cercano. ¿Y por qué no leemos más? El pretexto es el de siempre, el más socorrido, el más a mano: por falta de tiempo. El tiempo sí está disponible para otras cuestiones, como ir (o ver en el TV) fútbol: menudo ejemplo tenemos estos días con la Eurocopa, fenómeno que muchos seguimos sin por ello dejar de leer. Pero es tan cómodo buscar alguna excusa aparentemente razonable… Y no parece que los mecanismos inventados periódicamente, en forma de campañas publicitarias y otras parecidas consigan mejorar o invertir los datos. Todo está en la base -el arbolito, desde pequeñito- y ahí, en la familia y en la escuela, es donde se fabrican los futuros lectores. Quizá la próxima generación tenga más suerte.


miércoles, 27 de junio de 2012

SENTIMIENTOS PATRIÓTICOS


        Desde que el alcalde de Móstoles lanzó a los cuatro vientos su conocida proclama, no se sabe bien si revolucionaria o reaccionaria, contra la intención napoleónica de apoderarse por las bravas de este territorio, apelando a la conciencia patriótica de los españoles, la idea de patria se ha ido deteriorando hasta llegar donde está ahora, o sea, por los suelos. De nada vale mirar a tantos ejemplos como hay alrededor, en los que seguramente no encontraremos un lugar tan sometido a la conciencia crítica sobre lo que significa esa palabra y más aún sus símbolos, tan fácilmente vituperados, silbados, escarnecidos y todo lo demás que, por sabido, no voy a reproducir aquí. Pero si a Bogar y Bergman siempre les quedaba París, símbolo a la vez de los recuerdos y de la esperanza en un casi imposible reencuentro futuro, a nosotros nos queda el deporte y ahí sí que, en casi todos los lugares, se produce un estremecimiento cuando llega la hora y uno de los nuestros sube a los podios y hace agitar al aire la maltratada bandera, mientras suena ese por tantos humillado himno nacional que no podemos cantar, como hacen los demás. Menos mal, insisto, que nos queda el deporte y así, por eso, incluso en un sitio tan apático como la ciudad de Cuenca podemos encontrar en ventanas y balcones la enseña bicolor que, por unos días, sólo por unos días, sale del humillante rincón donde casi siempre está escondida, para ilustrar las calles y proclamar que ahí dentro, detrás de ella, hay unas personas que por unos momentos se sienten orgullosas de ser españoles. Demos pues las gracias al fútbol, al motociclismo, al tenis, al baloncesto y a todo lo que nos traigan las ya inmediatas olimpiadas.

UN RECUERDO PERMANENTE


         Como cada año, el instituto que lleva el nombre de Fernando Zóbel ha organizado una exposición conmemorativa, coincidiendo con las fechas en que murió el artista, a primeros de junio. No ha faltado tampoco el funeral en la ermita de San Isidro, a la vera del lugar en que se encuentra su tumba. Como suelo hacer todos los años, he paseado, en soslitario -cada vez acude menos gente a las exposiciones artísticas, ¿por qué será?) por la sala en que se muestran los trabajos realizados por los jóvenes aspirantes a crear a través de las imágenes. Las hay de todos los gustos y técnicas, sin que falten las vinculadas a la fotografía. Conviven aquí realistas figurativos y abstractos, amigos de lo concreto y de lo imaginativo. Imposible adivinar si entre esos nombres, aún desconocidos, hay alguno que esté apuntando a cosas perdurables, pero más allá de este tipo de valoraciones hay algo que me parece singular, notable, meritorio: la firmeza con que el instituto mantiene vivo el nombre de su protector inicial. Si todos los centros de enseñanza (o del tipo que sea) rindieran un homenaje anual a la persona que les da título, esta ciudad nuestra (pues de Cuenca hablo) sería un emporio de riqueza cultural y así, Santiago Grisolía, Hervás y Panduro, Pedro Mercedes y otros tantos no dormirían el permanente sueño de los injustamente olvidados. Zóbel, que además de un gran artista fue un hombre singularmente generoso, estaría muy feliz conociendo esta fidelidad evocadora de su instituto.

VOLVER A PRIEGO


  Cada año (y ahora no me acuerdo cuántos van ya, diez o doce quizá) hay un momento, en el inicio del verano, en que resulta obligado ir a Priego durante tres días, a leer y entender la poesía, a oir poemas, a conocer y convivir con poetas y aprendices de poetas; en definitiva, a sentir la impregnación espiritual, muy profunda, que deriva del hecho de estar en contacto directo con la poesía, quienes la hacen y quienes la viven. Esto debería ser un principio de aplicación universal, pero lo es, naturalmente, sólo para una minoría; cosa de la vida y sus circunstancias. Matices aparte, yendo a lo que importa, recordaré aquí, para quienes lean estas líneas y no lo sepan, que entre los días 9 y11 de julio se celebrará el nuevo curso, dedicado este año a Félix Grande, uno de los poetas realmente grandes de la lírica española de la segunda mitad del siglo ya fenecido. Como se dice en la presentación, "su coherencia, su fuerza expresiva, su mestizaje de estéticas y tonos, su diálogo constante con el lector y su compromiso con la sociedad invitan a profundizar en su mensaje y en su textura". Allí estarán, en Priego, en torno a Félix Grande, nombres casi permanentes de esta actividad anual, como Ángel Luis Luján, Manuel Rico, José Martínez Hernández, Antonio Carvajal, Juan José Lanz, Juan Manuel Molina Damiani y Antonio Rey Hazas, para poner su palabra y su presencia al servicio de esta peculiar singladura poético-universitaria, que culminará con un homenaje a José Hierro, que tanto gustó de las vivencias veraniegas en Priego.




martes, 26 de junio de 2012

METÁFORA DEL TIEMPO


   Lo diré con sus mismas palabras, las que utiliza Santiago Torralba para presentar esta exposición que, por ahora, sólo ha sido posible verla en Madrid, sin que haya noticias de que en un futuro más o menos inmediato pueda viajar a otros lugares, Cuenca, por ejemplo. Dice: "Hay tristeza contenida en cada una de sus paredes. Calles rotas que ya no conducen a ningún sitio y dinteles que no sostienen más que al aire. Las hierbas y las zarzas van conquistando un territorio que no debió de pertenecerles nunca y los espacios se van desfigurando hasta convertirse en un vago recuerdo de lo que fueron en otro tiempo. Luego está el silencio como único habitantes que se resistió a marcharse o tal vez, como nuevo inquilino que también se apoderó del sitio ajeno". Podría seguir copiando más cosas de las que dice el fotógrafo, pero cuando se practica ese arte tan tecnificado en etos tiempos, lo mejor es dejar hablar a las imágenes, que son, en su terrible soledad, estremecedoras. Han sido recogidas en distintos lugares abandonados de provincias del centro de Cuenca: Cuenca, Guadalajara, Huesca y Teruel. Son jalones que el tiempo (los seres humanos) ha ido dejando a medida que esos elementos inicialmente útiles han dejado de serlo para convertirse en estorbos, cosas innecesarias. Hay pueblos enteros que ya conocen esa experiencia, pero Torralba ha puesto los ojos y las cámaras en los girones aislados, construcciones, casas, chozos, estaciones, mil motivos para ilustrar esta meditación colectiva sobre el pasado, que permanece vigente de manera temblorosa mientras esos objetos edificados aún conservan un hálito de vida. Miserable, quizá; triste, también. Pero ahí están, recogidos por el fotógrafo, para ilustrarnos como una eficaz metáfora del tiempo y de la utilidad de las cosas.

TIEMPO DE PINOCHOS



Entre mis más firmes recuerdos infantiles, esos que no se diluyen ni enturbian nunca, pese al avance del tiempo, se encuentra la figura de Pinocho, aquel niño de madera cuya nariz crecía a tropezones al compás de las mentiras que salían de su boca. Entonces yo no sabía, como ahora se, que el Diccionario de la Lengua recogería ese término como originario de Cuenca, donde la palabreja ha estado secularmente vinculada a la población arbórea serrana, pues un pinocho no es otra cosa que un aprendiz de pino. No se si las andanzas de aquella marioneta articulada surgida de la imaginación de Carlo Collodi a finales del siglo XIX llegaron a tener directa influencia en quienes entonces éramos niños, pero sí se, con total seguridad, que fuimos educados en la convicción de que en nuestros actos, en aquel presente y en el futuro, deberíamos ser honestos, sinceros y verdaderos. Creo que algo de eso se mantiene aún en algunas culturas contemporáneas que mantienen incontaminada su primitiva inocencia. Disfruto mucho con las películas americanas, casi siempre vinculadas a juicios, en los que se muestran esfuerzos considerables por perseguir la verdad a toda cosa, buscándola en los más escondidos rincones de los entresijos de los comportamientos humanos. Cierto que también en esas películas, y en otras, circulan por la pantalla considerables ejemplos de felones y malandrines ejercitándose en hacer lo contrario, pero tengo el convencimiento íntimo de que todos (casi todos) los espectadores nos sentimos conmovidos cuando el héroe de turno proclama su apelación sincera a favor del predominio de la verdad a toda costa, aunque pueda resultar perjudicial para sus intereses personales. En esas cosas, y en otras parecidas, pienso cuando asisto, como tantos otros, al desfile constante de individuos de ambos sexos, de diversa extracción social y variada catadura física, que de manera absolutamente impávida, sin alterar lo más mínimo la expresión ni temblarle la voz emiten mediante su discurso las más sonoras falsedades sin sentir, ni remotamente, la llamada del arrepentimiento. Pueden hacerlo, además, porque a ninguno de ellos les crece la nariz y es una pena: sería un bonito espectáculo ir por la calle, ver la TV o asistir a algún acto público y encontrarnos cómo a unos y otros les iban modificando de manera espontánea las dimensiones de sus narices. Un periódico alemán mantiene en sus páginas una desinhibida sección en la que cada día elige al Pinocho de la jornada. El martes pasado, la elección recayó en un español, cuyo nombre dejo al albur, a ver si algún lector de estas líneas adivina quien es el más mentiroso de entre todos nosotros. Es fácil, aunque no le ha crecido la nariz, que sería signo distintivo indisimulado de su catadura moral.

viernes, 11 de mayo de 2012

DESPEDIDA, CIERRE Y APAGÓN




        La sala ha quedado vacía. En el recuerdo, ya lejano, está el día en que concurrimos para llenarla y celebrar así la inauguración. Las campanas se lanzaron al vuelo alegre de la novedad: Cuenca se incorporaba a la modernidad del mundo con sus primeras cinco salas cinematográficas, todas juntitas, formando un multicine, al compás de lo que ya estaba sucediendo en el mundo. Detrás del invento aparecía un nombre prestigioso, Enrique González Macho, impulsor de una muy valorada empresa de distribución, Alta Films y de una no menos reconocida red de empresas de exhibición, los Renoir (¿por qué no le puso Renoir Cuenca a los de Cuenca, como hizo con todos los demás?). Nos dijo palabras prometedoras, sobre la bondad del cine, la modernidad del cine, la calidad del cine. Nos hacíamos la boca agua. Todo eso se nos ponía al alcance de la mano. Hoy, con el cierre de las salas, miramos hacia atrás y nos preguntamos dónde quedó todo aquello. La programación ha sido tan adocenada, tan vulgar, como la de cualquier cine comercial, empeñados además en competir los dos complejos existentes en Cuenca, en vez de diversificarse y buscar cada uno su público. Pero no quiero ser especialmente injusto y echar sobre alguien culpas que son colectivas, de nosotros, de ese ente amorfo e incontrolable al que llamamos público, o sea, gente, que ha dado la espalda al cine en general, o quizá solo a este tipo de cine en particular. Las salas estaban ya, desde hace tiempo, casi vacías, salvo en esos momentos especiales del estreno espectacular de la última basura enviada por Hollywood y aquí recibida con total puntualidad. Anotemos pues la fecha del 9 de mayo de este 2012 de crisis, restricciones, cierres y amarguras como la última en que Multicines Cuenca abrió para proyectar sus postreras películas. Ese último día se proyectaron Lorax en busca de la trúfula perdida, Tan fuerte, tan cerca, Los idus de marzo, Intocable, Marvel los vengadores y Los juegos del hambre. De esas seis películas, tres se estaban proyectando a la vez en las otras salas de la ciudad, Cinema Ábaco, en el centro comercial El Mirador, un fenómeno repetido a lo largo de todo el año. Despidamos con nostalgia, algo de tristeza y mucha insatisfacción a los Multicines Cuenca, que ahora pasan a ser propiedad del Ayuntamiento, abriéndose así un horizonte plagado de incógnitas.



               


OTRO QUE SE VA Y EN SILENCIO



Hace algunos años, diez por hacer la cuenta en números redondos, se implantó en Cuenca un nuevo ente educativo-formativo-creativo, orientado a formar profesionales en una disciplina novedosa, el diseño, aplicado a todas las formas posibles que inciden en nuestro mundo, tan complejo y tan preocupado por lo que tiene que ver con la apariencia de las cosas, para que resulten amables, agradables y reconfortantes. Centro de Diseño de Castilla-La Mancha se llamó el invento que desde entonces ha venido desarrollando una tarea callada, pero eficaz. Hasta ahora. En su mensaje de despedida, el director del centro, Miguel Ángel Mila nos dice que la decisión de cerrarlo ha sido “a todas luces arbitraria, puesto que no habíamos generado ni un solo euro de deuda, a lo largo de diez años de gestión impecable en la promoción del diseño y la innovación en Castilla-La Mancha”, de manera que el argumento económico, tan útil para todo a la hora de cerrar puertas, sean de centros educativos, sanitarios, asistenciales, deportivos o de lo que sea, no tiene aplicación en este caso, pero es igual: lo han cerrado, lo han cancelado. En silencio, sin publicidad. Si alguien estuviera haciendo una relación de pérdidas y supresiones, aquí tiene una más que añadir a la lista.


jueves, 10 de mayo de 2012

PALABRAS POPULARES



        El recorrido periódico por las páginas web de los municipios permite recoger muchas indignaciones, algunos cabreos y, de vez en cuando, agradables sorpresas. A este grupo pertenece la inmersión en la página de un pequeño pueblo conquense, Portalrubio de Guadamejud, que tiene el buen gusto de mantener abiertas uns secciones útiles, informativas, coherentes y sin tonterías chabacanas, como son las que ocupan mucho, muchísimo espacio, de otras. Entre las cosas de interés que aparecen en esa página hay una ciertamente curiosa, un “Diccionario portalrubiero-español” que recoge más de mil términos hablados en el pueblo, con su equivalente traducción en el román paladino académico de uso general. Cierto que algunas de esas palabras se encuentran repetidas en otros lugares, como es cosa lógica y natural, pero hay otras de significado muy preciso, que solo por estos pagos alcarreños tienen sentido. Ahora que el sentido de lo popular está desapareciendo a marchas forzadas, estos trabajos de recopilación tienen evidente utilidad para dejar constancia de lo que existe aún, antes de que lo que queda de siglo acabe radicalmente con todo ello. Y como de paso en la página de Portalrubio hay otras cosas interesantes, mejor que mejor.


domingo, 29 de abril de 2012

VUELTA A LA OSCURIDAD


        Sería interesante además de curioso saber cuántos conquenses han visto durante estos meses la exposición "Da Vinci, el genio" que ha estado en la sala del Canal Isabel II, al lado mismo de la madrileña plaza de Castilla. En los controles de acceso no se contabiliza ese dato y es una pena. Quienes han hecho esa visita se pueden considerar unos privilegiados: han visto con toda su luz y color los dos cuadros de Fernando Yáñez de la Almedina (discípulo de Leonardo) colgados allí con toda su brillantez, tras haber sido adecuadamente restaurados y limpiados por Luis Priego. Terminado el evento (que dicen los latinos) los cuadros volverán en unos días a su espacio natural, la capilla de Caballeros de la catedral de Cuenca y allí serán encerrados entre las sombras oscuras que son aditamento constante de ese, por otro lado, bello lugar. Encantador, simbólico, cargo de arte y escaso de luz. Y así, entre esas sombras, los colores brillante, el delicado trazo, el detallismo casi fotográfico con que Yáñez pintó La Piedad o La Adoración de los Reyes Magos se sumergirán entre las tinieblas que todo lo difuminan. Una pena. Y una alegría para quienes hemos tenido la suerte, la oportunidad y el acierto de verlos al natural, tal cuales son. Pues cualquiera sabe cuándo se produce otra como esta que ahora termina.

sábado, 28 de abril de 2012

LAS COSAS (POÉTICAS) DE ANTONIO GÓMEZ


        Si hay alguien que se muestre especialmente activo en la utilización de la red ese es Antonio Gómez. Quienes estamos en su lista de contactos recibimos un día sí y otro también un mensaje en el que da cuenta de su multiforme e incansable actividad como abanderado (no se si también profeta) de las nuevas formas de comunicación poétca (Poesía visual se le llamaba en los orígenes). Ahora recibimos noticias de ds nuevas entregas, C y D, que se suman a la extremeñísima colección dirigida por Elías Moro y Marino González para De la Luna Libros. Un libro de Antonio Gómez, emeritense de Cuenca, y otro de Antonio María Flórez, colombiano de Don Benito. Todas las islas lejos y Bajo tus pies la ciudad, respectivamente. Es un tópico comentar que Antonio Gómez es, ante todo, un poeta visual o experimental o como quiera que se llame a esa forma suya de abordar la poesía, aunque eso no significa que haya abandonado por completo las formas clásicas, porque él valora por igual una y otra; lo que se ve y lo que se lee, que no deja de ser lo mismo. Es la suya, la de Antonio Gómez (copio de un comentario que acabo de leer), una poesía frágil, delgada, sencilla, próxima a lo aforístico y lo reflexivo, cercana, impresionista, cálida que no por eso deja indiferente al lector, sino más bien al contrario. Y que tiene, a lo que parece, un enorme atractivo para los jóvenes aspirantes a conocer el mundo poético. Lo que suscita otra reflexión: también ahí está el intenso poeta que Antonio Gómez es. Más íntimo, como si pudiéramos verlo sin esa mirada penetrante y esa larga y poblada barba que le distinguen. Y menos callado de lo que suele. A lo mejor, dentro de poco, lo tenemos por aquí, por Cuenca, para que nos vuelva a introducir, con la pasión que él pone en ello, en los territorios de la poesía silenciosa, la que se ve, la que entra por todos los sentidos.




viernes, 27 de abril de 2012

NUNCA ESTORBA UNA FLOR


        Los seres humanos tienen (tenemos) tendencia a copiar mucho de lo malo que nos rodea y como hay infinitos ejemplos en la mente de todos, no perderé tiempo (ni espacio aquí) para poner ejemplos. Prefiero ir directamente al grano, a señalar la bondad de las buenas copias. Lo hemos oido muchas veces, infinitas veces, todos los años: cómo los catalanes celebran el 23 de abril regalando a la vez un libro y una flor. Por estos lares de la severa austeridad castellana nos hemos resistido a admitir la bondad de semejante íntima y bellísima relación entre los pétalos florales y las hojas librescas, pero esa resistencia ya se ha vencido y en el muy reciente Día del Libro, feliz recuperado en la calle, aunque el señor del tiempo se empeñó en deslucirlo algo, convivieron también los puestos de flores y de libros. Que se sepa, ambos elementos no se estorban, en modo alguno, de manera que bien estuvieron ahí, conviviendo en la calle de San Esteban donde, ojalá, vuelvan también el año que viene, y el otro, y el otro...

jueves, 26 de abril de 2012

VOCABULARIO DE LA MODERNIDAD




       Frustración, desencanto, desilusión, pesimismo, desconfianza, escepticismo, inquietud, inestabilidad, desafección… El vocabulario es amplísimo y, aunque desde un punto estricto de definición lexicográfica puedan tener significados distintos, en la práctica vienen a ser sinónimos, porque todos confluyen en la misma dirección: los europeos no están a gusto con la Europa que mercaderes ambiciosos y políticos ineficaces nos han diseñado. Creíamos, en los años de la ilusión y las utopías, en la Europa de las culturas coincidentes, la creatividad, el gran territorio sin barreras, fronteras ni aduanas por el que podíamos circular libremente. Pero entonces no contábamos con Merkel, Sarkozy, Berlusconi, Cameron y lo que nos ha tocado en desgracia por aquí cerca. La Europa de las libertades se hunde agobiada por el despilfarro bancario pero, sobre todo, por la impotencia de unos dirigentes apocados, cobardes e ineficaces. Como he podido leer en las páginas económicas de un diario “las condiciones de vida empeoran año tras año, sus países asumen decisiones irracionales y no emergen compensaciones a los sacrificios exigidos a la población en muchas décadas”. Pobre Europa, ahogada por estos mercaderes sin conciencia y estos políticos de medio pelo. Mientras, al otro lado del Atlántico, los yanquis avanzan a toda prisa porque están aplicando exactamente las medidas opuestas a las que impulsadas por esta banda de cegatos que nos gobierna. Con lo que les gusta mirar a los Estados Unidos, ¿por qué no hacen lo mismo? Y mientras, la cultura de capa caída. Las bibliotecas públicas no tienen este año ni un duro para comprar libros o hacer suscripciones. A eso le llaman avanzar y progresar.




SALVEMOS UN CASTILLO



     Algo no funciona correctamente en este país nuestro y menos aún funciona en la provincia de nuestros sueños y amarguras, o sea Cuenca. Porque si las cosas funcionaran (y utilizado por tercera vez este vocablo como podía haber recurrido a cualquier otro de similar significado), se habría producido alguna reacción, individual, colectiva o institucional, al reportaje aparecido el 12 de marzo en El Día de Cuenca, sobre el lugar, castillo incluido, de Santiago de la Torre, aldea hoy despoblada en el término de San Clemente. Unos meses antes estuve en el lugar, que pude encontrar después de dar algunos bandazos por aquellos parajes, en los que ni una triste señal indica el camino adecuado para llegar y como tampoco hay en muchos kilómetros a la redonda ningún agricultor trabajando, la desorientación es total. Aparte la anécdota, diré que finalmente pudimos llegar, mi mujer y yo, compañeros ambos en la aventura de buscar lo que pueda haber por los perdidos rincones de nuestra provincia. Así llegamos a Santiago de la Torre, desolado lugar prácticamente en ruinas, antigua aldea con población estable, con su iglesia (desmantelada en el año 2002) y, sobre todo, con un precioso castillo medieval, uno de los más antiguos de Cuenca, construido a partir del siglo XII, con una espléndida torre del homenaje. Vi, anoté y fotografié, con destino a alguno de los comentarios que he venido publicando en El Día de Cuenca en forma de Fotocromos comentados y también para el próximo volumen dedicado a esa comarca, dentro de la serie de libros de viajes que estoy editando. Con la imagen de aquella desolación, un auténtico abandono del patrimonio arquitectónico y cultural, volvimos a la capital provincial. Ahora, como digo, un encomiable grupo vecinal de El Provencio sale a la palestra y denuncia la situación de Santiago de la Torre, a partir del hundimiento de un lienzo de muralla y del progresivo deterioro del conjunto. Pero lo terrible, lo verdaderamente lamentable –y a eso se refiere el inicio de este comentario- es que tras esa denuncia solo se produce el silencio. Nadie, ni privado ni, lo que es peor, público, ha hecho lo que se debe hacer en estos casos: salir a la palestra un par de días más tarde para explicar a la ciudadanía qué medidas se van a adoptar; si, en cumplimiento de la ley, se va a exigir a los propietarios del lugar que lo conservan en debidas condiciones o, si, a falta de tal cosa, los poderes públicos están dispuestos a intervenir para conseguir mantener en pie, al menos como está ahora mismo, el castillo medieval de Santiago de la Torre. Sólo el silencio, la indiferencia, la apatía, contestan a estas cuestiones.


UNA OBRA BIEN HECHA


    Tiene fama la ciudad de Tarancón de ser muy activa, industriosa, mercantilista, un poco materialista, por decirlo de otro modo, pero dejando aparte los tópicos que nos acompañan a todos también es cierto que desde hace unos años se viene haciendo un hecho en el ámbito de lo cultural, con iniciativas muy variadas, que van desde organizar museos hasta fomentar la creatividad literaria y musical. En ese panorama de inicaitivas, hace veinticinco años surgió una que el ayuntamiento taranconero viene manteniendo con estimulante voluntad, pese a crisis y dificultades. Me refiero a un concurso anual de pintura que, a la chita callando, ha ido formando una valiosa colección, variada y dispar, como ocurre cuando se organiza este tipo de colecciones, sujetas a las modas de cada momento, la calidad de quienes participan y, por qué no decirlo, también del gusto de los encargados de hacer la selección. Pero ahí se encuentran nombres muy valiosos del arte contemporáneo conquense, como Nicolás M. Sahuquillo, Miguel Ángel Moset, José María Albareda, Francisco Valladolid y otros muchos. El concurso lleva ahora el nombre de José Antonio Sequí, un gran dinamizador de la vida cultural de Tarancón y promotor de este concurso de pintura que ahora cumple 25 años y que durante estos días hace acto de presencia en el salón de la Diputación Provincial (que no es el mejor sitio para ofrecer una exposición de arte) donde podemos contemplar, a lo vivo y en directo, la importancia de esta iniciativa que el recordado Sequí puso en marcha hace cinco lustros. Y que el ayuntamiento taranconero mantiene, contra todos los vientos y mareas de la crisis que tantas buenas voluntades se está llevando por delante.

lunes, 23 de abril de 2012

UN LIBRO, VARIOS LIBROS, LIBROS AL FIN



En este día del Libro, dia de escritores, de lectores, de editores, de vendedores, de coleccionistas y también de simples observadores, los que a veces se paran ante los escaparates o quizá recuerdan sus tiempos juveniles, cuando un profesor bienintencionado pero de planteamiento erróneo le obligaba a leer el Cantar de Mío Cid o La Celestina, conviene pensar un poco en eso, en los libros. Un pensamiento frío, racional, estadístico. El 61,4% de los españoles se declara lector de libros. Eso en España. Si miramos un sector del territorio nacional llamado Castilla-La Mancha, el dato es otro: 51,5% que, como cualquier lector de estas líneas podrá observar, está muy lejos, nada menos que diez puntos, de aquella primera cifra inicial. Si tenemos en cuenta que Madrid ofrece un 70,2% la diferencia es ya abismal. Otro capítulo es el que se refiere a la compra de libros. En el año 2011 cada español compró una media de 9,6 libros, uno menos que en el año anterior, pero otra vez hay que matizar, porque en Castilla-La Mancha estamos donde estamos, o sea, a la cola, en el último puesto del ranking, con solo 7,2 libros por persona. De Cuenca no hablamos, porque la estadística, ofrecida por el Gremio de Libreros, habla solo de comunidades autónomas. Mejor, porque así nos ahorramos otro disgusto más cercano. ¿Y por qué no leemos más? El pretexto es el de siempre, el más socorrido, el más a mano: por falta de tiempo. Argumento al que se podría responder con otros no menos tópico: menos fútbol y más lectura, menos TV y más libros, menos zascandilear por los bares y más por las bibliotecas. No se si es una batalla perdida (aunque nunca estuvo ganada) pero quizá hoy, en que los libreros conquenses han decidido volver a salir a la calle con sus tenderetes, después de muchos años sin querer hacerlo, podamos sentir un poco de optimismo al ver a la gente paseando, hojeando, mirando libros.


sábado, 21 de abril de 2012

Manifiesto a favor del loro

          Un grupo de personas, sin duda bien intencionadas, ha preparado una especie de manifiesto que puede ser firmado por quien quiera: creadores, gestores o participantes de cualquier forma en el mundo de la cultura conquense, expresando "nuestra disposición a colaborar para que las actividades culturales no sufran el parón que ya están acusando”. Para ello, quienes viven, mejor o peor, de la cultura, se ofrecen a participar de forma altruista (o sea, gratis, como hasta ahora) con el benéfico propósito de que “ni Cuenca ni su provincia dejen de ser un ejemplo de vida cultural, de creación artística y literaria”. O sea, que el problema que venimos detectando desde hace varios meses (todo el mundo sabe desde cuándo e incluso por qué) en forma de parón, por no decir retroceso, se arregla con que renunciemos al sobresueldo que no tenemos y a los beneficios que no percibimos. Pues, como en el viejo (y tópico) dicho, lo que en esta tierra recibimos los activistas de la cultura es el chocolate del loro y con eso, lo sabemos de sobra, no se arregla el problema. Quizá si estuviéramos en Estados Unidos, en el Reino Unido e incluso en otros países de la muy querida Europa, eso serviría de algo, porque allí la actividad cultural si cuenta con un importantísimo soporte privado, pero en España, en Castilla-La Mancha y, por concretar del todo, en Cuenca, el motor de este negocio se llama instituciones públicas. Y si ellas fallan, no hay nada que hacer. Incluso disminuyendo el magro sueldo que ya cobran los trabajadores públicos en general, y estos en particular más, puesto que en Cultura hay un enorme número de personas en situación laboral precaria, siempre amenazados por la sombra del despido de cada día. La realidad es que hace falta dinero público, mucho dinero público, para que alguna vez el mito de "Capital Cultural de Castilla-La Mancha" pase de las buenas intenciones a la realidad. Dinero para ampliar el Museo de Arte Abstracto, dinero para dar forma al Centro de Arte Contemporáneo en los antiguos almacenes municipales, dinero para financiar las orquestas y coros locales, dinero para que reabrir el Espacio Torner, dinero para no cerrar la Fundación Saura, dinero para que pueda empezar la restauración de la Casa del Corregidor y la ubicación en ella del Archivo Municipal, dinero para que el páramo de Mangana vuelva a ser visitable, dinero para que avancen las excavaciones arqueológicas en la provincia, dinero para la Biblioteca Pública del Estado que este año no tiene ni un duro (perdón, euro) de presupuesto, dinero para impulsar las ediciones, dinero, dinero... Y cuando lo haya, podremos renunciar a nuestra onza de chocolate con la que, desde luego, no se va a ninguna parte.


Lamentos sin paño de lágrimas

           En su artículo semanal en El País, Javier Marías lanza una andanada sin paliativos sobre lo que viene sucediendo en Soria en los últimos años. Hay que decir, previamente, que el escritor reside –residía- parcialmente en esa ciudad castellana, en la que pasaba largas temporadas, incluso, como él mismo dice, escribiendo sus últimas cuatro novelas. Javier Marías se ha cansado de Soria y la abandona. Los motivos los explica en su artículo pero se pueden reducir a uno solo: la ciudad, que como todas las pequeñas del interior, ganó fama y consideración por ser un lugar apacible, sereno, alejado del mundanal ruido propio de las grandes urbes, un espacio donde, como ahora se suele decir, es posible disfrutar de calidad de vida, se ha transformado en todo lo contrario: “Si antes Soria era un lugar singular, decoroso y digno y con enorme encanto, ahora -cómo decirlo-, con su valencianización permanente se ha convertido en un sitio vulgar, como cualquier otro”. El ruido es una constante, a todas horas y en todos sitios; las fiestas, también ruidosísimas, se prolongan y suceden unas a otras, como si no hubiera otra cosa que hacer; actividades presuntamente lúdicas ocupan las calles convirtiéndolas en cotos cerrados para unos cuantos… Para qué seguir. Quien tenga curiosidad puede buscar el artículo en la última página de El País Semanal del 15 de abril. El comentario nos debe llevar -a mí, al menos- a considerar similares circunstancias en un sitio que conocemos bien, llamado Cuenca (por cierto, la alternativa que se le ofrecía a Antonio Machado a la hora de elegir destino docente: se decantó por Soria y así el Duero le ganó al Júcar la partida poética).

            Por sencilla casualidad, estos días, buscando otra cosa, he ido a parar a una página del Diario de Cuenca del 11 de agosto de 1965 en la que se reproduce un artículo publicado el día anterior por César González-Ruano en ABC y que en el fondo, no en la forma literaria, por supuesto, viene a ser un calco del que acaba de publicar Marías. Por entonces, como seguramente algunos recordarán todavía, César tenía residencia habitual en Cuenca, aquí pasaba largas temporadas y desde aquí, en una mesa fija en el café Colón, escribía, siempre a mano, sus artículos para la prensa madrileña. Ese día, González-Ruano echa pestes de lo que está pasando en la ciudad, singularmente de los ruidos, el alboroto, la falta de sensibilidad, la indiferencia por la conservación del entorno. Y apunta un detalle muy esclarecedor: “Yo creo que es problema de sensibilidad colectiva. Incomprensiblemente para los menos, son muchos más los que no sienten ninguna molestia por ruido que se haga. Creo que incluso están contentísimos”. A nadie le importó el lamento. Dos meses después, el escritor abandonó definitivamente Cuenca, acompañando su salida de otro artículo, un lamento melancólico, tristísimo, una página maestra del articulismo periodístico.

            No fue el único en actuar así. Se fue Lorenzo Goñi, lanzando un portazo estentóreo. Se fueron Bonifacio Alfonso y Julián Grau Santos. Dejaron de venir Guerrero, Miralles, Sempere, muchos de los artistas que hicieron de Cuenca una galería de artistas en sus calles y bares. Otros, como Zóbel y Saura aguantaron hasta el final, porque compartían su residencia conquense con otras ciudades europeas y quizá el purgatorio les resultaba así más leve. Y nadie más ha vuelto a radicarse aquí, recordando aquellas otras épocas. Pero, volviendo a las observaciones de Javier Marías, lo interesante es apreciar el completo desinterés que la ciudadanía en general muestra por la conservación de eso que se llama “calidad de vida”, que se supone vinculada a estas ciudades pequeñas, recoletas, tranquilas, apropiadas para la meditación, la escritura y el arte. Lejos de tal cosa, parece que existe una voluntad mayoritaria (que, en verdad, nadie acierta, no acertamos, a contrarrestar) por hacer exactamente lo contrario que se supone es lo razonable. Y si no, que se lo pregunten a esa legión de mozalbetes bien cargados de vino un domingo a las once de la mañana, subiendo en masa vociferante calle de Alfonso VIII arriba camino de la expansión colectiva en la Plaza Mayor. Eso, nos dirán mucho, es lo bueno y positivo. Y si alguien se va de la ciudad, pues que se vaya con viento fresco.




miércoles, 11 de abril de 2012

Yañez y Cuenca en Madrid



El profesor de la facultad de Humanidades, Pedro Miguel Ibáñez, es uno de los dos comisarios de la exposición "Da Vinci, el genio", que se puede ver en la sala de exposiciones del Canal de Isabel II (Paseo de la Castellana, 214, cerca de la plaza de Castilla), en Madrid, hasta el próximo 2 de mayo. En concreto es responsable de la sección titulada “La huella de Leonardo”, en la que se recoge el influjo del maestro italiano en España, singularmente por medio de las figuras de Fernando Yáñez de la Almedina y Fernando de Llanos. La exposición y precisamente en el apartado dedicado a los discípulos, seguidores y colaboradores de Da Vinci, ofrece a la contemplación del público dos obras firmadas por Yáñez y felizmente conservadas en la catedral de Cuenca, una Piedad y la Adoración de los Magos. Ambas se encuentran en la hermosa Capilla de Caballeros, uno de los rincones más excelsos del que solemos calificar como nuestro primer templo. De allí han salido en este periodo expositivo, para convivir durante unos meses con otras maravillosas piezas de todo tipo (no solo hay arte, también máquinas y dibujos técnicos, a los que tan aficionado fue el genio renacentista), de manera que quienes no hayan tenido la oportunidad de venir a Cuenca para conocer la obra de Yáñez en su salsa pueden hacerlo ahora (insisto: hasta el 2 de mayo) en el Centro de Arte del Canal y percibir así aunque de manera aproximada el valor del arte atesorado en la catedral conquense. Por cierto, el profesor Ibáñez pronunciará allí una conferencia sobre su especialidad uno de estos días y existe la intención de que la repita aquí mismo, en Cuenca. Eso estaría muy bien, así que quedemos a la espera de confirmar día y hora.

martes, 10 de abril de 2012

menos mal que algo funciona

A veces se producen buenas noticias. Eso, dicho así, en el ambiente tristón y pesimista que nos invade, suena a camelancia. Pues no, insistiré: a veces se producen buenas noticias. Culturales, claro, pues a ellas me suelo referir en estos comentarios. Si además las hubiera de calidad en cuestiones como las libertades públicas, la seguridad económica, el progreso social y parecidas, entonces viviríamos en Jauja y no en este país entristecido que nos ha tocado ahora en desgracia. Volvamos a lo nuestro. Mientras se mantiene el estricto rigor presupuestario sobre las bibliotecas públicas (castigadas a no disponer este año de ni un solo euro para renovar sus fondos), el bondadoso gobierno regional se muestra más generoso para mantener en vigor el bibliobús que recorre los pueblos de la provincia de Cuenca. En realidad son tres vehículos, debidamente equipados, que cada día emprenden sus rutas para llegar con los libros a los pueblos más pequeños, aquellos que no se pueden permitir el lujo de una biblioteca estable. Se trata de una minucia, algo casi anecdótico, pero está claro que a los interesados, los beneficiados, les viene de perlas y eso nos debe congratular. Aquí vemos el vehículo, aparcado en la plaza de Piqueras del Castillo, donde lo encontré un buen día que caminaba por ahí en busca de curiosidades provinciales. Que algo siga funcionando, moviéndose, es una buena noticia.

martes, 27 de marzo de 2012

CAPITAL CULTURAL VENIDA A MENOS

Varias personas, entre las que figuran algunos amigos, todos ellos bienintencionados, sin duda alguna, han puesto en circulación una especie de manifiesto, para el que piden firmas, adhesiones, correcciones, sugerencias y demás ingredientes propios del caso. El objetivo es, tras dejar constancia de la seria preocupación que nos acongoja a todos por la delicada situación de la Cultura conquense (la economía tiene la culpa, dicen unos y otros) y, para intentar remediar la situación, sugieren que los trabajadores de esa cosa (escritores, creadores, pensadores, artistas, intelectuales en general, si es que queda alguno) se ofrezcan, nos ofrezcamos, a trabajar y actuar gratis con el fin de aliegar el precario estado de las arcas públicas. No me parece mal, sobre todo teniendo en cuenta cuáles han sido los ingresos, no diré ganancias, producidas hasta ahora por esa actividad, de manera que yo (y la mayoría de nosotros) podemos renunciar perfectamente a percibir lo que nunca (o muy escasamente) hemos recibido. Hasta ahí, bien. Pero echo en falta en el texto que circula una referencia clara, explícita, concreta, rotunda (se pueden seguir incorporando expresiones) al papel que corresponde a las instituciones públicas, a los organismos oficiales. A ellos, que proclaman en cuanto hay ocasión, a los cuatro vientos, que Cuenca es la capital regional de la Cultura pertenece la obligación, moral, política y administrativa, de habilitar fondos suficientes para mantener con dignidad esa posición de la que tanto les gusta presumir. Y que en otros sitios, con menos ínfulas demagógicas, sí que mantienen. De manera que nos podemos sacrificar los de a pie, sí, pero si hay algún atisbo de esfuerzo en los de arriba. Eso es lo que pienso, sin matizar mucho. Pero podemos seguir, a ver qué piensan otros.


EL MUNDO AL REVÉS



Esta foto que hay aquí al lado es de una librería. No es una más, perdida en cualquier rincón del país o del mundo. No, está aquí, en Cuenca y lleva apenas un par de meses abierta. Sí, abierta, de nueva planta. De todas partes nos llegan noticias alarmantes sobre la disminución de librerías, el cierre de muchas que eran tradicionales. Aquí también hemos vivido no hace mucho esa experiencia, con la desaparición de Almudí, en pleno Carretería. Pues cuando en todas partes se registra un claro retroceso de esos lugares entrañables, tan queridos, tan mimados por quienes no nos conformamos con ver catálogos a través de internet, va Rubén y abre una librería en Cuenca. Un local bastante amplio, aunque no exagerado; asequible a la mirada, con los libros bien puestos, al alcance de la mano. Con una sección infantil tan acogedora que a uno le dan ganas de retroceder en el tiempo para poder sentarse en esas maravillosas sillas y mesas. El Cocodrilo se llama este local por tantos motivos envidiable y atractivo. Dice Rubén que las cosas le van bien, que la gente acude, mira, hojea e incluso compra. Merece sobrevivir en este asunto. Cuando desde el poder (todos los poderes) sólo se nos lanzan noticias pesimistas y amargas, que en Cuenca abra una librería es todo un clamor de optimismo. El mundo al revés, pero eso está muy bien.

domingo, 25 de marzo de 2012

LIBERTAD DE EXPRESIÓN



Expresión libre, llaman a la facultad natural de escribir cualquier cosa en cualquier sitio. El sistema habitual es el del graffiti, sea en forma de palabras o pinturas. Los hay muy partidarios de ese sistema, como capacidad innata en el ser humano para expresar lo que lleva dentro. Es una forma de arte, dicen. En Cuenca se practica de forma muy generosa, abundante, aunque tampoco hay que exagerar: pasa en todas partes. Como ocurre siempre, no todo el mundo está de acuerdo; los hay que se oponen, incluso furiosamente, a tales artistas de la brocha o el spray y quisieran verlos sometidos a los más duros tormentos del infierno. La ciudad se estropea, se ensucia, está guarra, dicen. Así somos, blanco o negro, bueno o malo. Quizá es cierto que, a veces, la expresión libre, sus practicantes, se pasan un poco de rosca. Por ejemplo, lo que sucede en esta imagen. Aprovechando que era el día de la mujer trabajadora (¿o de la mujer a secas?) unos espontáneos acudieron a la estatua dedicada a Pedro Mercedes en el barrio de San Antón, junto al Júcar, y la cubrieron de la forma que aquí se ve. Están en su derecho, faltaría más, las mujeres, para reivindicar todo lo que se deba reivindicar. Pero me pregunto qué culpa tenía el pobre Pedro Mercedes para verse sometido a la humillación de soporte de tal mensaje panfletario. Libertad, libertad, cuántas tonterías se hacen en tu nombre.

martes, 21 de febrero de 2012

El power point no ofrece ciencia infusa

De vez en cuando se encuentran notas inteligentes a través de la barahúnda de textos que ofrece la red. No es frecuente, pero ocurre de vez en cuando, ya digo. Uno de los comentarios más sabrosos que he encontrado en los últimos tiempos lo firma Fernando Sáiz, periodista conquense exiliado en Madrid (como tantos otros, qué se le va a hacer), que mantiene un interesante blog (silabaconsulting.com) en el que con menos frecuencia de lo que sería deseable deja caer muy gratificantes observaciones sobre el mundo que nos rodea. La última, a la que me refiero, habla, con ironía y algo de mala uva sobre los usuarios despendolados del power point como recurso mal utilizado en reuniones, conferencias y clases académicas. Como si el simple hecho de poner en marcha el dichoso ordenador y proyectar sobre una pantalla cuatro sandeces fuera ya argumento suficiente para desgranar sobre la concurrencia todos los saberes del mundo. Pero no digo más. Quien tenga curiosidad, que vaya a la fuente y verá cómo llevo razón.

Colgados de un sueño



Algunos ya hemos tenido la oportunidad de ver un nuevo documental sobre Cuenca o sobre esa parte fundamental de Cuenca que es el Museo de Arte Abstracto. Un documental que, más allá de lo que pueda tener de objetivo en cuanto a esa notable institución es también, quizá sobre todo, un homenaje a Fernando Zóbel, sobre todo a la persona, aunque por supuesto el artista también está presente. Colgados de un sueño es el título de este documental que ha realizado Antonio Pérez Molero a través de una productora barcelonena con destino a pasar por TVE (imagino que La Dos) dentro de unas semanas, momento que servirá para que el habitualmente desatento público conquense encuentre un hueco entre "Sálvame" y el fútbol para penetrar en las interioridades de esta película. Al fin y al cabo, esto es lo que nos queda: el Museo, las obras que allí se conservan y un documental de vez en cuando. Los pintores que durante dos décadas enriquecieron la vida social, cotidiana de Cuenca ya se fueron hace mucho tiempo y encima tienen tendencia a morirse (Bonifacio y Tapiès, los últimos), dejándonos en cierta forma huérfanos, con nuestros recuerdos y las experiencias acumuladas en aquella época feliz. No es que cualquier tiempo pasado fuera mejor, es que era distinto y al recordarlo uno no puede evitar sentir algo parecido a la nostalgia. Anotad pues el título y poner atención a la fecha posible de emisión. De verad que merece la pena.

Un delicado placer



Todavía, a pesar de todos los obstáculos que se le oponen, podemos encontrar placer en ver, tener, acariciar, hojear, algunas publicaciones. La revista "Ocnos" es una de ellas. No la encontraréis en los quioscos ni mucho menos en los ranking de publicaciones más leídas, pero tenerla entre las manos, más o menos una vez al año, es una delicatessen literaria. Es una revista de estudios sobre lectura, la publica la Universidad de Castilla-La Mancha, la codirigen Pedro Cerrillo y Santiago Yubero y ha llegado al número 7, el último. Como se dice en la presentación, en este número se pueden encontrar trabajos sobre obras literarias de Fernando Alonso, C.S. Lewis y Wilhelm Hauff, así como sobre la transmisión de valores en literatura, la educación literaria de la adolescencia, la literatura infantil y juvenil tal como se encuentra en internet, la narrativa de ciencia ficción dirigida a los jóvenes o los componentes emocionales de la lectura literaria en las edades tempranas. No aquí alardes de diseño (ese castigo que se come tantas publicaciones, sacrificando los contenidos para que prime la forma), ni vistosas ilustraciones a colorines. Aquí hay rigor, seriedad, ideas que ayudan a pensar y adoptar criterios, lúcidas observaciones sobre el mundo de la escritura y la edición (que son también los soportes de la lectura, claro). En fin, un pequeño, sencillo placer, al que uno puede entregarse sin aspavientos ni especiales sacrificios. No hace falta más que un rato sosegado, un rincón retirado, un poco de tranquilidad y ya está, con "Ocnos" entre las manos.

Formas de ahorrar



Como dicen que estamos en crisis, los gobernantes insisten de manera machacona en que hay que ahorrar. Para ellos, ahorrar es gastar menos en educación, sanidad, bienestar social, ayudas al prójimo y otros asuntos igualmente innecesarios, como infraestructuras, carreteras, colegios, hospitales y cosas parecidas. A ninguno de ellos se le ha ocurrido que, por ejemplo, una bonita forma de ahorrar sería prohibir la ristra de partidos de fútbol que se jugan por la noche, tirando a todo meter de los kilovatios que hay que gastar para mantener las poderosas torres de iluminación de los estadios. Con lo bonito que es un partido de fútbol a las cinco de la tarde o a las doce de la mañana, a pleno sol y toda luz natural, sin que cueste un céntimo encender las bombillas. En una de nuestras anteriores crisis (llevamos ya un montón, por lo menos una cada década), la del año 1973, el gobierno de entonces (aún vivía el ya decrépito Franco) acordó implantar restricciones en el consumo de energía eléctrica con el fin de aliviar algo la delicada situació de la economia nacional. Entre las medidas de entonces figura la reducción de las horas de emisión de la única TV entonces existente, o sea, la TVE en sus dos canales, hoy conocidos como La 1 y La 2. Pues lo mismo podría pasar hoy: aliviar tanto gasto en programas imbéciles, ahorrarnos el cabreo diario de andar zapeando de acá para allá por las tropecientas cadenas que hoy nos martirizan y, por supuesto, jugar al fútbol a la luz del sol. Y, de paso, ahorrar algo en tanta farola que ilumina cada noche los inútiles polígonos abandonados que hay por todo el país, como el de la foto, el non-nato Villa Román III, del que nunca más se supo.

jueves, 16 de febrero de 2012

tiempos de lecturas



Todo tiempo, cualquier tiempo, es bueno para leer. Siempre es un buen momento para leer un libro, la última novedad, un misterio por descubrir o el título clásico, antiguo, que seguramente fue nuestro compañero en días inolvidables bajo la sombra de un árbol en un jardín o en la orilla del mar. Los centenarios nos ayudan al reencuentro con viejos amigos, quizá olvidados, o sencillamente arrinconados, aparcados en un estante de la librería. Este es el año de Dickens, naturalmente, que nació hace apenas unos días, el 7 de febrero, dos siglos atrás. No leo nada de él desde que era estudiante; entonces me enfrasqué, literalemente, en esa prosa vivaracha, riquísima en matices, divertida en ocasiones, dramática en otras. Quién no tiene grabadas en la mente las tremendas imágenes de las cárceles inglesas o el ambiente desgarrado de una sociedad injusta y clasista, por la que van discurriendo los buenos muchachos entre maltratos e incomprensiones. Buen momento este 2012 para reencontrarnos con Dickens. Yo lo voy a hacer estos días a través de una las obras que más me impactó cuando era niño-adolescente, Los Papeles del Club Pickwick, aunque comprendo que otros sientan más emoción siguiendo las andanzas de Oliver Twist o recreando el riquísimo ambiente de Historia de dos ciudades. Lo que sea. El caso es leer a Dickens estos días o a lo largo del año. Que para eso sirven, entre otras cosas, los centenarios.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El nuevo rey Midas

Vivimos en un lugar necesitado de ayudas en forma de subvenciones. Así ha sido -así nos hemos acostumbrado- en los últimos muchos años, en unos casos por causas lógicas -nuestra extrema debilidad- y en otros por simple costumbre o vicio: es mejor llamar a las puertas del vecino que buscar los medios para aportar nuestros propios esfuerzos. Casi todo lo que se ha hecho en Cuenca, en materia de cultura (y también en otras) ha sido gracias a las subvenciones. De organismos públicos en unos casos y de mamá Caja de Ahorros en otros. Ahora el grifo se ha cerrado. Los dineros públicos se han reducido a casi cero y los que amasó durante décadas la Caja de todos se han ido evaporando, nadie sabe muy bien dónde. Pero ha surgido un recambio inesperado: la Caja Rural de Cuenca, ahora reconvertida en Globalcaja, aparece ante todos los ojos como el maná, como el nuevo rey Midas capaz de abastecer de dinero a tantas necesidades como surgen por doquier. El problema es sencillo: son tantos a pedir, tantas las manos abiertas en busca de un trozo de la tarta que el depósito dinerario no da abasto para satisfacer todas las demandas. Pero como con el no ya cuentan todos, por pedir que no quede. Quizá sería mejor que unos y otros se acostumbraran -nos acostumbrámos todos- a recurrir menos a la subvención y a las ayudas, pero una costumbre tan arraigada no se puede eliminar en cuatro días. Y así andamos, llamando a puertas con las que, hasta hace unos meses, nadie contaba para nada. Nos acostumbraremos a ver el nuevo logo de la Caja Rural (perdón: Globalcaja) apareciendo por todas partes. Hasta donde lleguen sus fuerzas.

lunes, 16 de enero de 2012

Boni vuelve a casa






Boni, Bonifacio, tuvo la mala idea (funesta idea, más bien) de morirse cuando todo el mundo estaba de fiesta, en plena Navidad jacarandosa, mientras el personal enterraba en alegría, brindis y regalos los aromas de la crisis. Se murió Boni, el Boni, Bonifacio y los periódicos le dedicaron las necesarias necrológicas que hablan de lo que casi todos sabíamos: que era un gran artista, independiente, ácrata, creativo, taurinófilo, vividor a tope. Casi nadie alude a que en el alma llevaba una invencible nostalgia de Cuenca, el sentimiento de que sus casi veinte años de residencia (y vivencias, a tope) en esta ciudad no habían dejado tras sí un poso suficiente como para establecer una definitiva vinculación con ella, porque aquí siempre queda una especie de recelo hacia quienes no son del todo hijos de la tierra. Aunque pongan su nombre en una calle (y el de Boni, Bonifacio, ya está puesto). Sus amigos de verdad han estado atentos y apenas muerto ya hay una exposición suya en la Fundación Antonio Pérez. Unos cuantos subimos el primer día, el de la inauguración. Otros cuantos lo hicieron al día siguiente y algunos más, seguramente, seguirán yendo a verla. En realidad, debería ser una peregrinación incesante, continua. Creo que no será así. Pero quienes tengan un poco de ánimo deberían hacerlo. Para echar unas risas con Boni, Bonifacio, mientras admiran, admiramos, la obra de un auténtico genio. Al que le hubiera gustado, mucho, vivir siempre en Cuenca.