La sala ha quedado vacía. En el
recuerdo, ya lejano, está el día en que concurrimos para llenarla y celebrar así
la inauguración. Las campanas se lanzaron al vuelo alegre de la novedad: Cuenca
se incorporaba a la modernidad del mundo con sus primeras cinco salas
cinematográficas, todas juntitas, formando un multicine, al compás de lo que ya
estaba sucediendo en el mundo. Detrás del invento aparecía un nombre
prestigioso, Enrique González Macho, impulsor de una muy valorada empresa de
distribución, Alta Films y de una no menos reconocida red de empresas de
exhibición, los Renoir (¿por qué no le puso Renoir Cuenca a los de Cuenca, como
hizo con todos los demás?). Nos dijo palabras prometedoras, sobre la bondad del
cine, la modernidad del cine, la calidad del cine. Nos hacíamos la boca agua. Todo
eso se nos ponía al alcance de la mano. Hoy, con el cierre de las salas,
miramos hacia atrás y nos preguntamos dónde quedó todo aquello. La programación
ha sido tan adocenada, tan vulgar, como la de cualquier cine comercial,
empeñados además en competir los dos complejos existentes en Cuenca, en vez de
diversificarse y buscar cada uno su público. Pero no quiero ser especialmente
injusto y echar sobre alguien culpas que son colectivas, de nosotros, de ese
ente amorfo e incontrolable al que llamamos público, o sea, gente, que ha dado
la espalda al cine en general, o quizá solo a este tipo de cine en particular. Las
salas estaban ya, desde hace tiempo, casi vacías, salvo en esos momentos
especiales del estreno espectacular de la última basura enviada por Hollywood y
aquí recibida con total puntualidad. Anotemos pues la fecha del 9 de mayo de
este 2012 de crisis, restricciones, cierres y amarguras como la última en que
Multicines Cuenca abrió para proyectar sus postreras películas. Ese
último día se proyectaron Lorax en busca
de la trúfula perdida, Tan fuerte, tan cerca, Los idus de marzo, Intocable,
Marvel los vengadores y Los juegos
del hambre. De esas seis películas, tres se estaban proyectando a la vez en
las otras salas de la ciudad, Cinema Ábaco, en el centro comercial El Mirador,
un fenómeno repetido a lo largo de todo el año. Despidamos con nostalgia, algo
de tristeza y mucha insatisfacción a los Multicines Cuenca, que ahora pasan a
ser propiedad del Ayuntamiento, abriéndose así un horizonte plagado de incógnitas.
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