viernes, 18 de noviembre de 2011

NO ES BUENO ESTAR CERCA



Suele -solemos- repetir que entre las muchas ventajas que tiene Cuenca una buena es la de estar cerca de Madrid, lo que permite a todo el mundo ir y volver en pocas horas, tanto en una dirección como en la nota. Eso no siempre es ventajoso. Por ejemplo, si el director de la Real Academia de la Lengua, José Manuel Blecua, hubiera tenido que ir el pasado martes a Bilbao, Barcelona, no digo ya Nueva York o Pekin, lo habría hecho con total seguridad, mediante el procedimiento de sacar con tiempo billete de avión, reservar hotel y demás minucias propias de los viajes. Pero como su cita era en Cuenca lo tenía muy fácil: unas cuantas horas antes llama para decir que le ha surgido un "imponderable" y anula su viaje a la ciudad. Total, para qué ir a un sitio como Cuenca que está ahí, al alcande de la mano, y donde seguramente se van a quedar tan tranquilos con el plantón del ilustre personaje. No, no es bueno que estemos tan cerca de Madrid porque ello facilita estas cosas, impensables en la larga distancia.

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