No estoy
seguro de cuánto tiempo ha estado abierta El Cocodrilo, la más joven de las
librerías de Cuenca, pero así, a ojo de buen cubero, podríamos decir que un par
de años, como mucho. Quizá algo menos. Era una apuesta arriesgada, en los
tiempos que corren (y no lo digo por la crisis, sino por los libros). El
montaje, la apariencia del local, la organización de los volúmenes, el cuidado
hacia el sector infantil, la utilización dinámica de los medios informáticos
(página web, redes sociales y todo eso) daban un aire nuevo a la librería, como
si fuera posible todavía, a estas alturas, renovar un sector que parece
condenado a morir, según apuntan todos los indicadores, sin que los usuarios
hagamos nada especial por evitarlo, entregados ciegamente a los elementos
electrónicos, a las grandes cadenas de distribución (FNAC a la cabeza y las
demás) mientras dejamos perecer a las pequeñas librerías de pueblo, nuestras
compañeras de toda la vida. Lástima, una vez más. Lágrimas de cocodrilo por
este Cocodrilo librero que se nos ha ido, tan callando, sin un lamento. Bueno,
uno sí, éste que dejo anotado aquí, en este rinconcito.
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