viernes, 5 de julio de 2013

IMÁGENES PARA DISFRUTAR EN SOLITARIO



Paseo en solitario por las salas de la Casa Zavala. Su componente habitual, el que ofrece de manera permanente la Fundación Saura, ha sido desmontado para dejar paso a las dos exposiciones que Photoespaña trae a Cuenca, como un ejercicio de pírrica resistencia frente a la crisis y a los malvados que se retiran a sus cuarteles de miseria dejando sólo, en primera fila, al depauperado Ayuntamiento, único soporte de esta singular cita anual con la fotografía. En la planta baja, nada más entrar en el edificio, hay una muestra dedicada al colombiano Nereo López, un ejemplar documento sobre las circunstancias de su país, de la que me interesa singularmente cuanto tiene que ver con el ser humano. Pero más allá del exotismo sociocostumbrista de esta propuesta, lo que atrae la mirada (al menos, la mía) es la espléndida selección de obras que componen la Colección Alcobendas, tras la que hay una no menos ejemplar actuación municipal, la de ese pueblo madrileño que más allá de las preocupaciones cotidianas propias de un ente de esa naturaleza, dedicó sus afanes a coleccionar y conservar las fotografías galardonadas con los premios nacionales de cada año. Verlas ahora, así, agrupadas, nos permiten obtener una idea global de cómo ha evolucionado -a toda prisa, habría que decir- el arte fotográfico en apenas medio siglo. Por ello, los trabajos realistas de Francisco Catalá Roca (1966), Rafael Sanz Lobato (1967) o Ramón Masats (1969) nos parecen pura arqueología, puestos al lado de la audacia de Ouka Lee, la capacidad intimista de Cristina García Rodero o el documentalismo social de Alberto García Alix (encabezando estas palabras, su fotografía “Mi primera noche en Italia”, 1985), para llegar finalmente a los más modernos (Chema Madoz, Gervasio Sánchez, Humberto Rivas), enfrascados en la experimentación tecnológico-digital, la búsqueda de la fantasía y la abstracción, la intromisión quizá en otros territorios artísticos, porque ahora ya todo anda mezclado, en fusión, que dicen los entendidos. Hay aquí, claro, diversos estilos, pues así viene sucediendo desde el comienzo de los tiempos y unas visiones absolutamente diferenciadas, personales. Eso tan sencillo que es enfocar y hacer click tiene detrás tantas variables como ojos y dedos hay en el mundo. Y hay varios miles de millones. En solitario, como empecé, salgo de la Casa Zavala. La prudencia me impide preguntar al encargado de la taquilla cuántas personas han pasado ya por aquí. Si acaso alguien siente curiosidad al leer estas palabras, le recordaré que la exposición estará visible y visitable hasta el 28 de julio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario