miércoles, 9 de septiembre de 2015

FOTOGRAFÍA Y ARQUITECTURA EN HUETE


            Una de las mayores satisfacciones que se puede encontrar paseando por estos mundos es llegar a lo que fue un edificio histórico destartalado, envuelto en las tristezas del abandono y verlo ahora limpio, reluciente, restaurado. Pero, sobre todo, verlo utilizado, porque si lo primero se ha hecho para nada el resultado final, a largo plazo, será llegar al mismo sitio de antes. La visión actual de El Cristo, en Huete, es ciertamente impresionista y anima a seres habitualmente pesimistas, como yo, a creer en un destino de mejores posibilidades para nuestro vapuleado patrimonio.
            El complejo conventual llamado de Jesús y María, conocido desde siempre en Huete como El Cristo, es uno de los grandes monumentos que cubren la superficie provincial, levantado en el siglo XVI por iniciativa del canónigo Marcos de Parada y destinado a acoger a monjas de la orden de San Lorenzo Justiniano. Lo más llamativo, externamente, es la espectacular portada de la iglesia, de la que maravilla tanto el espléndido trazado clásico como los hermosos detalles ornamentales y que viene sirviendo para especular sobre quien pudo ser el artífice que trazó tan delicada pieza arquitectónica.
            Pero no es la portada de El Cristo la que hoy debe ocupar nuestra atención, sino el convento anexo a la iglesia, un poderoso volumen edificado con severa estructura propia del destino que debía cubrir, mediante la disposición ordenada de sus elementos en torno a un claustro central, de gran amplitud y que ahora, restaurado al completo, es de una vistosidad elegante, aportando su admirable presencia al entorno artístico que se ha formado a su alrededor.
            Porque, y esto es quizá lo más interesante, El Cristo es desde hace un par de meses un museo dedicado a la fotografía. Desde siempre preocupó el estado de conservación del edificio y por eso en 1984 se iniciaron obras de restauración que, con altibajos y tropezones (o sea, descansos por falta de dinero) han llegado hasta hoy. Para dar vida a este considerable volumen edificado la Diputación ha tenido la feliz idea de instalar aquí un museo especializado en una de las artes más jóvenes y modernas, la fotografía, distribuyendo en la planta baja una colección de imágenes de Francesc Catalá Roca, uno de los grandes clásicos españoles y en la planta superior obras representativas de varios fotógrafos modernos ofreciendo entre todos un apasionante paseo de variados matices, con sugerencias tan ricas como corresponde a propuestas de muy diverso sentido.

            No es cosa de entrar aquí en el detalle del contenido, porque la intención de este comentario es llamar la atención hacia la todavía breve existencia de este nuevo museo ubicado en un ámbito tan espectacular que la mirada se pierde yendo presurosa desde los cuadros colgados en las paredes a los artesonados, las columnas, el claustro, la delicada solería, para hacer de la visita a Huete, siempre interesante, un motivo más de atracción.

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