miércoles, 16 de septiembre de 2015

ADIÓS A LA FUNDACIÓN CCM


            No es una sorpresa, sino una realidad esperada. Se ha comentado varias veces, se ha dado por hecho que tocaría pronto. Ya no es especulación, sino cosa cierta. Desaparece, o se suprime, o se va, cualquier término vale, la Fundación CCM. La economía va viento en popa a toda vela, según dicen todos los voceros económicos; los bancos ganan dinero sin cesar, como demuestran las boyantes cuentas de resultados. No debe ser suficiente para mantener una actividad cultural que ya en los últimos años era más simbólica que real, pues se limitaba a ceder los espacios disponibles, el salón de actos de la sede central en el parque de San Julián y la sala de exposiciones del edificio Iberia, para que pudieran utilizarlos otros. Pero la Fundación CCM, como tal, hace muchos años que dejó de hacer nada. O sea, que no ha invertido en Cuenca (en el resto tampoco, creo) ni un euro para satisfacer las necesidades culturales de los conquenses e incluso se ha ido retirando de otros organismos a los que aportaba alguna cantidad anual o puntual. O sea, resumiendo y repitiendo, que no se ha gastado un euro en los últimos años.
            Qué tiempos aquellos en que la antigua Caja Provincial de Ahorros de Cuenca, luego Caja de Ahorros de Cuenca y Ciudad Real, estaba presente en la práctica totalidad de pueblos de la provincia, apoyando el folklore, colocando bancos en los jardines y paseos, repartiendo ayudas para las asociaciones y grupos locales, financiando concursos públicos de todo lo que se pudiera hacer e incluso editó algunos libros (no muchos, todo hay que decirlo), poniendo dinero en el Colegio Universitario, en la Semana de Música Religiosa, en el Museo Diocesano y, desde luego, manteniendo una dilatada actividad en sus salas de exposiciones y recintos abiertos al público. Algo que entonces a algunos parecía poca cosa, deseosos de una política cultural y social más atrevida, más ambiciosa, pero que hoy, desde la distancia, desde este vacío que ahora nos llega, nos parece que fue una etapa maravillosa.

            En mala hora los desaprensivos gestores (por cierto: ¿qué fue de ellos? los imagino tan campantes) de CCM la llevaron a la ruina y la desaparición mediante liquidación forzosa y apresurada. Algunos aún se las prometían muy felices con el invento de Liberbank. No hablaré aquí de economía; quienes saben de eso ya se encargarán de explicar las ventajas y los rendimientos obtenidos. Hablo solo de la dimensión cultural y social que debía haber cumplido la Fundación CCM, destinataria de una parte de los beneficios obtenidos para poder ejecutar los fines asignados. El resultado ya lo ven: liquidación total, cierre de las instalaciones y si te he visto no me acuerdo. Y el patrimonio artístico acumulado durante tantos años con el dinero de Cuenca, trasladado sin contemplaciones a Asturias. Allí estará bien, seguro, adornando los despachos de Liberbank.

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