sábado, 10 de octubre de 2015

TORPES, TORPES, TORPES


En un acto de inconcebible torpeza, el gobierno regional anunció dos cosas a comienzos de la semana que ahora termina: por un lado, la formación de una serie de comisiones de trabajo para elaborar lo que se denomina un Plan Estratégico de Cultura para el periodo inmediato, implicando en el mismo a distintos especialistas en los diversos sectores (teatro, música, danza, cine…). Aunque los escépticos pensamos que esos planes no sirven para mucho, sólo para teorizar sobre cuestiones obvias y entretener al personal con noticias periódicas en torno a su lenta elaboración, sí tienen la virtualidad de remover un poco el ánimo generalmente alicaído de quienes se dedican a estas cuestiones, al pensar que con esas conversaciones puede activarse un sector de actividad, la cultura, que ciertamente no pasa por sus mejores momentos entre nosotros.
Pero a continuación, con un margen de solo 24 horas, el mismo gobierno regional que lanzaba las campanas al vuelo con la anterior noticia, difundía otra que dejó ciertamente en situación de pasmo catatónico a todo el mundo: suspender, así dicho, radicalmente, suspender la programación de otoño en la red de teatros de Castilla-La Mancha, obligando a los teatros a devolver entradas vendidas y a las compañías contratadas a salir a las calles a pedir limosna para sobrevivir los próximos meses. El pretexto del gobierno actual (PSOE) es el mismo de siempre, el que utilizan todos para disimular su incompetencia: acusar al anterior (PP) de no haber presupuestado lo suficiente.  Como eso lo hacen todos no se de qué se sorprenden. Y menos aún se puede entender que este mismo gobierno, que durante los últimos meses ha estado recuperando (¡sin presupuesto suficiente!) lo que el otro había suprimido en escuelas, dependencia, sanidad, interinos, etc., no pueda encontrar los pocos euros necesarios para mantener abiertos los teatros y auditorios de los pueblos de la Comunidad Autónoma (el de Cuenca no está afectado porque se encuentra fuera de la red).
El escándalo ha sido superlativo, mayúsculo, con repercusión en la prensa nacional, en las redes sociales y en los colectivos implicados, tanto ayuntamientos como compañías artísticas y, por supuesto, el público. Con la consecuencia natural de que a las 24 horas, en vista de la movida generalizada, los señores de Fuensalida han dado macha atrás apresurada para decir lo que deberían haber tenido en cuenta al comienzo: vamos a buscar el dinero y ya lo encontraremos. Porque, a pesar de lo que se pueda creer, el dinero público siempre aparece, aunque esté escondido en los más turbios vericuetos del presupuesto.

Se podían haber ahorrado el jaleo y el sobresalto aplicando la más apreciada virtud del ejercicio político: la prudencia. Un bien escaso en un escenario por el que transita tanta torpeza.

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