No he visto en ninguna librería de Cuenca, en sus
escaparates o estanterías, letrero alguno alusivo a la última novela de Pío
Baroja, Los caprichos de la suerte, una
obra escrita hacia 1950 pero que había permanecido inédita hasta ahora y que
tiene, como novedad, o curiosidad, que nos afecta, el que parcialmente su acción
sucede en Cuenca, con lo que don Pío confirmó, otra vez, la afición que sentía
por nuestra ciudad.
Según han contado los críticos comentaristas de la cosa
literaria, el manuscrito de esta novela estaba conservado por la familia en la
casa de Vera de Bidasoa y de allí ha salido para ir la imprenta, de la mano de
la editorial Espasa.
El libro está ambientado en un escenario histórico muy
querido por el escritor, la guerra civil española, entrando también en los
primeros años posteriores y narra las aventuras y desventuras del periodista
Luis Goyerna, huido de Madrid en busca de refugio en la Valencia roja, pasando
por Cuenca para luego continuar su periplo en busca del exilio, primer parisino
y luego americano. La obra es la tercera entrega de la serie titulada “Las
saturnales” y ofrece, como es habitual en Baroja, un estilo descarnado, limpio,
directo, sin florituras. Siempre se dijo que el escritor no tenía ninguna
preocupación por pulir su estilo, ajeno a las exquisiteces del idioma y ahí
radica, sin embargo, la fuerza enorme de sus palabras, con unas descripciones
claras, rotundas. Pero a cambio lo que sí queda meridianamente clara es la
opinión de Baroja sobre el conflicto fratricida y, en definitiva, sobre la
condición humana.
En una obra anterior, Baroja escribió: "Cuenca
es una de esas viejas ciudades españolas colocada sobre un cerro, rodeada de
barrancos, y llena de callejones estrechos y románticos. No se explica que un
pueblo así no aparezca en la literatura de un país, más que suponiendo en ese
país una insensibilidad completa para cuanto sean realidades artísticas".
Ciertamente, no se entiende muy bien que Cuenca no
aparezca más veces en la literatura española como no se puede explicar
correctamente por qué esta novela rescatada no ha sido recibida como un
generoso regalo del cielo literario.
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