Hace apenas
unos meses, en noviembre del año pasado, se celebró la 19ª Semana de Cine de
Cuenca, recuperada tras varios años de ausencia por el Cine Club Chaplin y que,
entre sus diversos ingredientes, todos ellos de contenido cinematográfico, como
parece obvio decir, se incluyó un ciclo conmemorativo dedicado a la figura del
director Juan Antonio Bardem y a la que, con toda probabilidad, fue su obra más
significativa, Calle Mayor, rodada
parcialmente en Cuenca en la que, según parece ser coincidencia generalizada,
es la película que mejor y con mayor justeza ha sabido recoger imágenes de
nuestra ciudad como soporte visual para un argumento narrativo. Calle Mayor es una historia que recoge
con asombrosa fidelidad la vida y las miserias humanas (también la dignidad de
su personaje femenino protagonista) en una pequeña ciudad provinciana en los
duros años del franquismo y para ambientar ese relato, tomado de una obra de
Carlos Arniches (La señorita de Trévelez),
Bardem encontró en las calles, los rincones, los puentes y el paisaje de Cuenca
el escenario adecuado.
Aquella
conmemoración, 60 años desde el estreno de la película, tuvo en el ámbito de la
Semana de Cine tres soportes: un pequeño seminario, una gran exposición y,
lógicamente, la proyección de la película en una versión restaurada y
remasterizada, que permite ahora recuperar con plena nitidez aquellas
magníficas imágenes en blanco y negro y a la que se acompañó, con
características de estreno absoluto, el primer visionado de una entrevista
realizada a Bardem en la Posada de San José, en la que habla de él mismo, su
obra y su compromiso político y, naturalmente, del rodaje de la película en
Cuenca.
Ahora llega
a las manos de los aficionados un excelente ejemplar impreso que recoge el
desarrollo de aquella actividad. Cuenca,
Bardem y su Calle Mayor, es un volumen editado por el Cine Club Chaplin y
coordinado por Pepe Alfaro y Pablo Pérez Rubio, autores a la vez de la
introducción al texto (que se abre con un comentario a cargo del presidente del
Cine Club, José Luis Muñoz), con el que sitúan, con perspectiva histórica, la
aparición de la película, su impacto social y fílmico y las motivaciones que
han hecho recuperar aquel momento cinematográfico especialmente intenso, en el
que Bardem eligió a Cuenca, aunque en la película nunca se menciona este
nombre, como síntesis representativa de la España de un momento singularmente
preciso, “con su rancio catolicismo, su estratificación social, su represión
colectiva, su patriarcado y su asfixia general”.
Tras este
comentario inicial, el libro recoge el texto íntegro de las dos conferencias
pronunciadas durante el seminario, “Calle Mayor, de Juan A. Bardem, y la imagen
de Cuenca”, de Juan A. Ríos Carratalá, un texto verdaderamente esclarecedor, a
cargo de un auténtico especialista en la obra de Bardem y “De conflictos,
oposiciones y contrastes”, de Antonio Santamarina, hasta poco tiempo antes
director de la Filmoteca Español y experto en el análisis de la realidad
cinematográfica de la España que nos ocupa. Estos artículos se completan con un
tercero, a cargo de uno de los coordinadores de la actividad, Pablo Pérez
Rubio, quien desmenuza en forma crítica “Drama provinciano, melodrama del
deseo”.
Por su
parte, Pepe Alfaro ofrece datos y detalles del rodaje de la película y aporta
una curiosa noticia sobre el proyecto de Bardem de realizar una segunda parte,
para la que incluso llegó a esbozar un guión, propósito que hubiera sido la
oportunidad de volver a utilizar los escenarios de Cuenca. Finalmente, el
contenido literario de este libro se completa con un breve artículo de Antonio
Lázaro, autor de la entrevista con Bardem que hemos comentado anteriormente.
La segunda
parte del libro tiene contenido fundamentalmente gráfico, ya que incluye la
totalidad de las fotografías, realizadas por Felipe López, que estuvieron
montadas durante la exposición celebrada en el Centro Cultural Aguirre durante
el periodo de celebración de la Semana de Cine de Cuenca. Se trata, realmente,
de una colección de excepcional belleza plástica en la que dos elementos,
película y ciudad, se combinan de forma extraordinaria para ofrecer una
simbiosis tan expresiva como conmovedora de un momento ciertamente singular,
vivido hace ahora 60 años, y recuperado con plena y sorprendente vigencia.
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