Este es un buen
momento para recomendar una visita a la Biblioteca Pública “Fermín Caballero” y
pasar un rato entre las vitrinas que exponen libros con varios siglos de
antigüedad, en torno a la figura de Juan de Valdés y, complementariamente,
también sobre su hermano Alfonso. La primera impresión apabulla: que alguien se
haya dedicado a recopilar, recoger, buscar, coleccionar, comprándolos,
naturalmente, estos libros que desprenden historia y sabiduría, todo a un
tiempo es, en verdad, algo sorprendente. Pues eso es lo que ha hecho Antonio
Escamilla Cid, cuya afición se orienta hacia algo tan encomiable como la que
tenemos a la vista: ejercer una delicada afición bibliográfica (creo que
también hacia otras cosas, pero aquí es esa la que interesa).
Tras las tinieblas, la luz: los hermanos
Valdés, su época y su entorno, es el título, ciertamente expresivo, de lo que nos espera en
esta exposición que no tiene la grandeza (en espacio) ni la parafernalia (en
mecanismos publicitarios) que acompañan a otras y por ello no se tampoco si
consigue el efecto deseable, el impacto cultural que debería ejercer en una
sociedad cada vez más necesitada de estímulos como éstos, para compensar las
miserias de una vida cotidiana envuelta en unos mecanismos tan vinculados a los
impactos mediáticos de cada jornada (ya saben: corrupción por acá, Cataluña por
allá, Ronaldo y Messi en este lado, procesiones a toda pastilla y cosas por el
estilo).
La época que
ocupan los hermanos Valdés y su propia obra ha dado para extensos trabajos de
investigación y de interpretación. Quizá en esta exposición se enfatiza en
demasía la vinculación de ambos con los movimientos reformadores que pusieron
en cuestión los principios hasta entonces intocables de la Iglesia romana pero
sin que yo quiera en absoluto desmerecer esas interpretaciones, me interesa
mucho más la dimensión estrictamente literaria, más aún, lingüística de lo que
ambos hicieron, poniendo firmísimos fundamentos para elaborar el idioma
castellano que hoy utilizamos.
Ahí, en esa
exposición, están ambas cosas, los libros de fundamento religioso al borde de
lo herético y las obras literarias de profundo calado. Hay numerosas ediciones
de las obras de ambos hermanos y también otras muchas relacionadas con el
propósito que se desprende del encabezamiento, esto es, en torno a la Reforma
en España y a los más destacados protestantes que en tiempos tan duro se
atrevieron a alzar la voz, sin que falte, como es lógico, la adecuada
representación de Constantino Ponce de la Fuente, otro cura conquense rebelde y
por ello mismo pieza predilecta de la Inquisición. No faltan antiguas Biblias
protestantes escritas en español, obras de Erasmo, Calvino y Lutero,
acompañadas de una breve pero sustanciosa colección de grabados de los
personajes protagonistas de la exposición.
Una cita muy
interesante y una visita necesaria, aunque solo sea como curioso paseo por una
parte fundamental de nuestra cultura colectiva.
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