EL PORTAL DE LAS LETRAS EN CUENCA
José Luis Muñoz. Una visión permanente sobre las circunstancias de la vida cultural en Cuenca, comentada con espíritu comprensivo y un punto crítico. Literatura, arte, patrimonio, cuestiones cotidianas, a través de la mirada de un veterano periodista.
miércoles, 8 de agosto de 2018
CAMBIO DE DIRECCIÓN
Este blog ha cambiado de dirección. En adelante, los comentarios personales de José Luis Muñoz los puedes encontrar en su blog personal en la dirección
https://joseluismunozencuenca.blogspot.com/
lunes, 2 de julio de 2018
A VUELTAS CON EL CRIMEN DE CUENCA
Cuando toma carta de naturaleza un tópico, luego no hay
manera de desmontarlo. Pero aún: se repite, continúa propagándose y engorda
hasta que el tópico inventado sustituye por completo a la realidad cierta.
Sobre el nombre de Cuenca recaen
dos sucesos de singular importancia, hondo dramatismo y engolfado atractivo
popular: el crimen sucedido en Albalate de las Nogueras en 1893 y conocido
desde su mismo origen como el crimen de Cuenca y el error judicial acaecido en
el juzgado de Belmonte a partir de un presunto asesinato en Osa de la Vega, en
1910.
Durante varias décadas no hubo
ningún problema en diferenciar ambos sucesos, cada uno con su peculiar
dramatismo y singulares circunstancias. Hasta que llegó Pilar Miró y, en
colaboración con la escritora Lola Salvador pergeñaron en 1979 el guión de una
película que titularon El crimen de
Cuenca. Excelente película, todo hay que decirlo, porque una cosa no tiene
que ver con la otra. Pero esa película, titulada así, no escenificaba en
realidad el auténtico crimen de Cuenca, sino el error judicial de Osa de la
Vega y de esa manera, al mezclar y confundir ambos sucesos, el público en
general, que no tiene tiempo de andar entretenido en matices, cambió de
inmediato una cosa por otra y de la manera más sencilla ahora todo el mundo
considera que el crimen de Cuenca sucedió en Osa de la Vega. Y así ocurrirá, al
menos, hasta que a alguien se le ocurra hacer una película para reproducir el
auténtico crimen, el de Albalate de las Nogueras.
Abundando en el error y
aprovechándose de la fama del título cinematográfico, acaba de aparecer un
libro titulado Juan José de Jáuregui y Mendoza,
forense del crimen de Cuenca (1882-1938), escrito por su nieto, Nicolás
Pérez-Serrano Jáuregui, que ha utilizado la amplia documentación conservada por
su antepasado para volver a rehacer el famoso suceso de Osa de la Vega, al que,
para contribuir acrecentando el error, vuelve a llamar el crimen de Cuenca,
latiguillo que, a lo que parece, no va a poder ser superado nunca más.
Al hilo de
este asunto añadiré algo más. Si alguien tiene curiosidad por intentar
encontrar la verdad en Wikipedi, hallará dentro del apartado dedicado al crimen
de Cuenca la curiosa nota de que “sobre estos hechos auténtico, el escritor
Alicio Garcitoral, gobernador civil de Cuenca cuando ocurrieron, escribió su
novela social El crimen de Cuenca (1932)”
temeraria afirmación que viene a confirmar lo ya conocido: en ese almacén de
errores y disparates que es Wikipedia cabe cualquier cosa. Aquí hay dos: Alicio
Garcitoral no era gobernador civil de Cuenca cuando ocurrieron los hechos
(1910) sino veinte años más tarde (1931) y su novela (que el autor de la nota,
evidentemente, no ha leído), no va sobre el crimen sino sobre la situación
política de Cuenca en el inicio de la República.
Cosas que
pasan y tonterías que se dicen.
domingo, 10 de junio de 2018
LAS MOMIAS DE LA IGLESIA DE SANTA CRUZ
La lectura en
El País del domingo 27 de mayo de un reportaje sobre las momias me ha traído a
la memoria una colección de ellas que durante mucho tiempo ocuparon espacio en
los papeles y murmullas de intriga en los corrillos callejeros, las de la
iglesia de Santa Cruz, en Cuenca. El asunto viene ahora a cuento de un congreso
mundial celebrado en Tenerife, en el que no solo han participado sesudos
expertos en la materia, sino también una nutrida representación de cuerpos
momificados, de los que hay cientos de ejemplos repartidos por todo el planeta.
Una de las
conclusiones de esta reunión de expertos es que las momias siguen fascinando
pero ya no provocan tanto morbo, o sea, que son aceptadas con relativa
normalidad, incluso por los niños, ya que una encuesta entre los 12.000 que
visitaron la exposición dio un resultado muy revelador: la mayoría opinó que no
dan susto y que son muy interesantes para estudiar.
Las de Cuenca
también tuvieron su momento de gloria, no solo cuando fueron descubiertas sino
cuando muchos años más tarde en fueron “redescubiertas” y lanzada al morbo
público. El hallazgo se le ofreció al albañil Aurelio Torralba cuando en 1930
estaba trabajando en el derribo de un edificio anejo a la iglesia, encontrando,
tras una pared, una habitación completamente ocupada por huesos y los cadáveres
momificados de cinco adultos y un niño. Una de las mujeres tenía entre sus
manos una bula fechada en 1694
a favor de Quiteria López de Ayala, mientras que la otra
tenía al niño en sus brazos; de los tres hombres adultos, uno vestía hábito
religioso y otro tenía una venda enrollada en el muslo, ocultando un papel con
los signos astrales de Libra y Capricornio. Las momias quedaron depositadas en
casa de la familia Torralba y en 1970 fueron entregadas en depósito a Antonia
Soria, santera de San Isidro, que desde ese momento las fue enseñando a cuantos
quisieron verlas, especialmente periódicos y alguna TV sensacionalista que,
como es natural, en seguida quiso buscar la intervención de la Inquisición, por
más que estaba claro y diáfano que tan cruel institución no tuvo nada que ver
en el caso. La Iglesia, por su parte, siempre se mostró favorable al
enterramiento de los restos, argumentando que no había ningún motivo para
mantenerlas en un recinto sagrado.
Y así,
sencillamente, las momias de la iglesia de Santa Cruz pasaron a la historia y
al olvido.
sábado, 9 de junio de 2018
ANTONIO MORAL, EN CANDELERO
Antonio Moral está de moda estos días, aunque los
medios de información de Cuenca (los impresos y los digitales) no se enteren o
no se quieran enterar. Nacido en Puebla de Almenara (1956), Antonio Moral es
todavía, y ya solo por unos pocos meses, hasta septiembre, director del Centro
Nacional de Difusión Musical, creado en 2010, que agrupa el Auditorio
Nacional, el Centro para la
Difusión de la
Música Contemporánea, el Auditorio 400 del Museo Nacional
Reina Sofía y el Centro de Músicas Históricas con sede en León. Y aunque esas
son las sedes estables, desde ese organismo y bajo su dirección se han
propiciado otras muchas actividades en distintas ciudades españoles, como
Cuenca, donde no hace todavía mucho organizó un concierto de órgano en la
catedral.
Antonio Moral está de moda desde que
el mes pasado anunció que dejaba el cargo, harto de pelear con Hacienda, a la
que considera, como muchos otros, el mayor enemigo que tiene la Cultura en este
país, por la sucesión inacabable de obstáculos, cortapisas y dificultades que,
con el pretexto de garantizar la pureza y honradez del sector público (en el
que, como todos sabemos, pasa lo que pasa y ahí están los tribunales trabajando
a destajo) no hace más que poner inconvenientes para que la labor de un gestor
cultural se pueda desarrollar con una razonable comodidad. Y eso que pasa en la
Hacienda estatal, al más alto nivel, se transmite con idénticas condiciones a
las otras haciendas, las locales, no menos entorpecedoras que las otras.
Moral, que ha trabajado siempre en
el sector privado, donde las circunstancias son otras, no se debía esperar que,
como ha explicado, la mayor parte de su tiempo tuviera que dedicarlo a minucias
administrativas enrevesadas, como le ha sucedido. Y eso, estoy seguro, no lo va
a resolver el nuevo gobierno, por más que quisiera. Hay una estructura
inamovible, que está por encima de las ideologías, los partidos y los gobiernos
y Hacienda va a seguir Hacienda, cualquiera que sea el color de su antes
ministro y ahora ministra.
El protagonista de esta nota está
ahora a la espera de una nueva ocupación que, sin duda, la encontrará de
inmediato. Mientras, se pasea por todos los medios de comunicación que quieren oirlo, para ir explicando su experiencia y, de paso, emitir algunas enseñanzas sobre la Cultura y la Música en este país.
jueves, 7 de junio de 2018
CAMBIO DE ALINEACIÓN
Nunca
habíamos conocidos un gobierno con cuentagotas. Siempre ha habido, por parte de
los medios, un entretenido juego de adivinanzas para intentar rastrear pistas
que pudieran ayudar a identificar un nombre u otro y casi siempre se producían
aciertos y algunos resbalones, pero nada estaba seguro hasta el último día,
cuando se hacía pública la lista oficial. En este caso no. Apenas si José (o
Josep) Borrell había sido elegido para ocupar la cartera de Exteriores (un
acierto, dicho sea de paso, porque entre otras muchas cosas este país nuestro
necesita a marchas forzadas mejorar la alicaída imagen que se ha ido formando
en Europa en los últimos meses) cuando ya se lo estaba contando, él mismo, a
todo el mundo. Luego empezaron a salir a la palestra otros nombres pero no con
el acompañamiento habitual de rumores, sino dándolos por hechos ciertos. Y
todos se han confirmado.
2
De
esa manera, volvemos a donde estábamos antes, a no tener ministro, porque en
Cuenca, eso de tener alguien en el gabinete donde se cuecen las grandes cosas
del país, ha sido cosa extraña, nada frecuente. En los tiempos de Franco la
provincia solo pudo contar con el ínclito Francisco Ruiz-Jarabo y en los
tiempos de la democracia el único ministro fue Virgilio Zapatero, aterrizado
por aquí como cunero, condición que también le incumbe al recién cesado Rafael
Catalá, que no solo se ha vinculado a la provincia por motivos políticos y
representativos, sino que también ha encontrado por aquí otras razones para el
dolce far niente y eso, imagino, hará que siga viniendo con la frecuencia que
el caso requiere. Claro que ya no podrá llevar a cabo los grandes proyectos que
tenía para nosotros, según gustaban de decir sus fieles acólitos.
3
Confieso
que me he quedado descolocado. Estábamos con lo del goteo que decía antes,
esperando la hora del chupinazo final y en esas va y aparece la mención al
reaparecido ministerio de Cultura al que, justamente, yo iba a dedicar esta
tercera nota, lamentando que siguiera sin cobrar forma. Pues me tengo que
tragar el preparativo lloriqueante porque volvemos a tener ministerio de
Cultura (con el añadido del Deporte, que no falte) y se lo adjudican a un
creador multimedia, que lo mismo le da a las ondas y al pincel que a la
literatura. Imposible adivinar si Maxim Huerta va a hacerlo bien o menos bien, pero lo que sí
es muy alentador es que España vuelva a tener ese maltratado departamento. Vaya
con el señor Sánchez, don Pedro, y que equipo más apañado ha sido capaz de
organizar así, de prisa y corriendo.
SOROLLA DEL INTERIOR
Estar un rato en la Casa Zavala, pasear
por esas salas austeras a la vez que cómodas, sentir el riguroso silencio que
nos aleja de la barahúnda exterior de la cercana Plaza Mayor, dejar que la
mirada vaya de un cuadro a otro, palpar sentimentalmente la proximidad de un
pintor como Sorolla, son ingredientes, entre otros muchos seguramente, que un
observador detallista podría añadir a este escueto repertorio, al amparo de la
excelente muestra que ocupa estos días el felizmente recuperado espacio
expositivo.
Sorolla,
tierra adentro es un título muy
expresivo, que indica bien, sin subterfugios, lo que nos esperaba y encontramos
al cruzar los primeros escalones que conducen a las salas. Este no es el
Sorolla archiconocido de las playas, los niños desnudos, los pescadores
faenando en las orillas del mar Mediterráneo. Este es el pintor que pateó
España de cabo a rabo, pintándola, paisajes duros y ásperos del interior
castellano, donde buscaba una expresividad plástica que le ayudara a plasmar
una suerte de nacionalismo nada excluyente, sino abarcador de las bellezas y
dolores de una tierra tan amplia como dolorida.
Sierras y riberas fluviales, campos
cultivados y montañas nevadas, árboles desnudos y tierras feraces, todos ellos
auténticos, porque así trabajaba el maestro y así trasladaba al lienzo lo que
veía. Auténtico es este Sorolla que hasta el 22 de julio sugiere y ofrece
belleza, placer, sentimiento.
lunes, 4 de junio de 2018
ROMANOS DESPLEGADOS EN CUENCA
Uno de los muchos problemas de
esta ciudad nuestra (o sea, Cuenca) es que se organizan cosas, bastantes cosas,
de las que solo se enteran los protagonistas y sus familiares. Los mecanismos
de comunicación funcionan por aquí fatal y eso explica que no nos enteremos
bien de lo que está a punto de pasar o que nos enteremos cuando ya ha pasado. Por
ejemplo, de una actividad didáctico-lúcida que se celebró días atrás en los
jardines del Hospital de Santiago, a cargo de los alumnos de 5º y 6º curso del
colegio La Milagrosa, que hicieron un montaje teatral de contenido histórico,
en torno a la romanización de España y especialmente de Cuenca. Los alumnos
actores, como “viajeros en el tiempo” han podido pasear por una réplica de un
foro romano, en la que ciudadanos, senadores, esclavos, músicos, actores,
legionarios, filósofos y mercaderes han interactuado con ellos y les han
explicado cómo era la cultura y la vida en las ciudades fundadas por el imperio
romano en nuestra provincia.
A
la experiencia se le puede añadir la palabrería propia de estos casos, porque
nos cuentan que ha funcionado como herramienta didáctica que va a servir para
despertar la iniciativa y el espíritu emprendedor de los alumnos en el futuro,
mediante estrategias innovadoras de aprendizaje y utilizando los recursos que
ofrece nuestra provincia con el objetivo de valorar y respetar nuestro
patrimonio histórico.
Muy
bien dicho, pero a mí me hubiera gustado verlo, en vivo y en directo y no que
me lo cuenten al cabo de los días.
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