jueves, 16 de mayo de 2013

EL DÍA QUE NACIÓ EL MONASTERIO DE UCLÉS


            Tal día como hoy, 7 de mayo, pero del año 1529 se colocó la primera piedra del monasterio de Uclés, cuya construcción comenzó inmediatamente. La Orden de Santiago había situado su sede en la villa a finales del siglo XII, ocupando un espacio de predominante carácter militar, del que nada queda. El creciente poderío de la Orden, tanto en territorios, lugares, tierras y, sobre todo, bienes económicos, llevó consigo la necesidad de dar forma a un edificio que pudiera simbolizar de manera plástica y, desde luego, visible, ese inmenso poder.

No se conocen bien todos los pasos de ese proceso, pero para llevarlo a cabo hubo que realizar previamente una labor de destrucción de lo ya existente, también por etapas (la iglesia románica, la casa del comendador, el hospital y otras dependencias), hasta llegar al comienzo efectivo de las obras de construcción del actual monasterio, siendo prior Pedro García de Almaguer.

            Las obras se iniciaron por la fachada oriental, y su época más dinámica coincide con el reinado de Felipe II, que visitó el lugar en varias ocasiones, cuidando los detalles de la construcción con el conocido espíritu puntilloso del monarca quien, en su testamento, dispuso fuera al convento una reliquia del brazo del apóstol Santiago que el rey poseía, voluntad que se cumplió en 1600, aunque hoy tal resto humano se da por perdido.

            A lo largo del dilatado periodo de tiempo que ocuparon los trabajos, participaron en ellos multitud de artífices, incluyendo un jovencísimo Andrés de Vandelvira. La construcción fue iniciada por Francisco de Luna en 1529 y continuó bajo su dirección hasta que murió en 1551, momento en que se interrumpen los trabajos, que se reanudan con Gaspar de Vega al frente en 1567 hasta que muere en 1575; durante esta época se construye la fachada oriental. Después de Vega se hace cargo de la dirección el arquitecto Pedro de Tolosa, quien encuentra, a partir de 1577, el estímulo del prior Diego Aponte de Ruiñones, muy interesado en acelerar el proceso de una obra ciertamente lenta.

            El cuarto maestro de las obras (o arquitecto) es Diego de Alcántara, que las dirige entre 1583 y 1587 siempre bajo las directrices marcadas por sus antecesores. Pero el grueso de la traza definitiva de lo que habría de ser el gran edificio santiaguista corresponde al conquense Francisco de Mora, nombrado en 1587 y que permaneció dirigiéndola 22 años, hasta 1609, periodo durante el que trazó y desarrolló la fachada oeste. A Pedro de Ribera se le atribuye la espléndida portada churrigueresca que sirve de acceso principal al monasterio. Buena parte de la piedra empleada en la construcción procede del cercano yacimiento hispano-romano de Segóbriga. Así lo delatan no sólo la estructura del material, sino las inscripciones latinas que es posible encontrar en muchos de los bloques.

            Durante la guerra civil, el edificio fue utilizado como cárcel y hospital; terminado el conflicto, el monasterio se incorporó a la diócesis de Cuenca, que lo  aprovechó para instalar el seminario menor hasta que en el curso 2012-2013 se trasladó a Cuenca, incorporando esos estudios a los del seminario de San Julián. De esa manera, el monasterio de Uclés, monumento histórico-artístico nacional desde el año 1931, cumple actualmente sólo una funcionalidad cultural y turística.

 

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