viernes, 15 de abril de 2016

EL RETORNO DEL ESPACIO TORNER



No he visto muchos comentarios (en realidad, creo que ninguno) sobre la reapertura del Espacio Torner, sucedida en vísperas de Semana Santa. Sí los hubo, no muy contundentes pero algunos fueron, cuando se produjo el cierre de este recinto cultural, hace seis años, periodo durante el que se han producido algunas bienintencionadas declaraciones anunciando buenos propósitos para garantizar la supervivencia del recinto elegido por Gustavo Torner para exponer pública su propia obra, en buena parte cedida por el Museo Reina Sofía. Desdichadamente, nuestra ciudad no se encuentra muy sobrada precisamente de ámbitos culturales y artísticos, y menos de características tan singulares como el que ocupa la antigua iglesia de San Pablo, cuyos muros sirven de contenedor para el montaje vanguardista, atrevido, tan lineal y cerebral como lo concibió el artista. Esta ciudad, que viene adoptando una curiosa actitud de pasotismo integral, a la que no afecta ni el frío ni el calor, se mantiene impertérrita, como dice su lema, tanto se cierran espacios culturales como si los abren. Romperé esa dinámica, si es que se le puede llamar así al inmovilismo absoluto, para dejar constancia satisfecha de la recuperación del Espacio Torner, con todo lo que eso significa.


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