viernes, 1 de septiembre de 2017

EL PRIVILEGIO DE SER ARA MALIKIAN



            Si yo fuera mal pensado (lo soy, aunque solo un poco) insinuaría aquí que el famosísimo violinista armenio-libanés Ara Malikian tiene algún mecanismo de influencia en el sector cultural de Cuenca, única forma de entender e interpretar que este año haya actuado dos veces en la ciudad y una más el año pasado, frecuencia insólita en una ciudad por la que no pasa la inmensa mayoría de artistas de todo tipo que andan pululando por ahí. Frente a tantas ausencias, llama la atención esta repetitiva presencia.
            Pero es más llamativo aún que, en todas esas ocasiones, Ara Malikian haya repetido el mismo repertorio musical e incluso el mismo catálogo de gracietas verbales con las que ilustra de manera muy animada sus intervenciones. De manera que en cada una de esas ocasiones (las dos primeras en el Auditorio, la última en la plaza de toros durante las fiestas) por las manos y la lengua del artista pasaron alternativamente Paganini, Bach, Vivaldi,  Paco de Lucía, Jimmy Hendrix, Led Zeppelin, David Bowie y, por supuesto, sus propias composiciones, acompañadas de esos relatos sobre su primer hijo, el genocidio armenio o las lindezas del jamón ibérico.
            De manera que ya van tres actuaciones seguidas y me temo que no tardando mucho llegará una cuarta porque, como digo, insinuándolo, Ara Malikian debe tener un representante con manga influyendo en algún punto de la gestión cultural conquense.


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