domingo, 24 de noviembre de 2013

GENEROSIDAD CALLEJERA



IMÁGENES DE UNA CIUDAD (1)

            Tal como está organizado el mundo moderno nuestras viviendas necesitan de varios instrumentos auxiliares llamados a hacernos la vida más cómoda. Algunos de ellos son dominantes: el agua, la electricidad, el alcantarillado y el teléfono, a los que últimamente (en lugares privilegiados) se va uniendo uno nuevo, el gas. Teóricamente, circulan por el subsuelo, bajo nuestros pies, sin poder verlos, sentirlos, oírlos ni olerlos, surgiendo a la superficie visual cuando es preciso conectarlos a las viviendas. Como los seres humanos son listísimos, hace tiempo descubrieron que hay una fórmula muy práctica para que el sistema funcione correctamente: se unen todas las conducciones en una sola y así se molesta lo menos posible. Ninguno de esos seres listísimos ha debido recalar en Cuenca y por eso los que hay aquí no saben cómo se resuelven estas minucias en otros lugares del mundo. Los alcaldes y concejales sí lo saben, porque lo han dicho muchas veces y yo mismo los he oído: vamos a canalizar todas las conducciones por el subsuelo para no deteriorar el pavimento del casco antiguo ni su imagen. Eso han dicho, doy fe y escrito está. Para demostrar que del dicho al hecho hay algo más que un buen trecho, aquí está este minúsculo fragmento de la Ronda de Julián Romero, en el que prácticamente no hay viviendas (sola la trasera de un hotel) pero en el que se acumulan 23, he dicho bien, 23 tapas de registros variados, formando un sugerente mosaico de necedades urbanísticas, con cuya absurda visión se entretienen algunos turistas mientras comentan jocosamente algunas observaciones sobre la bien que la ciudad de Cuenca conserva su casco antiguo. Y si a alguien este ejemplo no le parece suficiente ni representativo, vaya a ver otro similar: la calle del Colmillo, justo al lado del Ayuntamiento y a un paso de la Plaza Mayor. Verán qué bonito espectáculo.

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