miércoles, 8 de octubre de 2014

GLADIADORES EN SEGÓBRIGA






      Como los seres humanos somos (afortunadamente) personas contradictorias y de gustos variables, sucede que junto con nuestra afición por los mayores alardes de la modernidad (en modas) o la tecnología (ya ven la furia compradora por el último modelo de Ipad) coexiste un interés creciente por las historias y costumbres que nos llegan desde el pasado remoto. El símbolo más expresivo es la multiplicación de mercados medievales (que del Medioevo tienen poco, quizá algún halcón que otro) pero también las recreaciones históricas que con tanto entusiasmo ejecutan esforzados grupos de actores encantados con vestirse al modo ibérico, romano, visigodo, vikingo, castellano medieval o lo que haga falta.
       Muchas de esas recreaciones las tenemos en Cuenca, al alcance de la mano, en Valeria, por ejemplo; en Cañete, cuyas justas durante la Alvarada son famosas y continuadas; en Belmonte, reciente escenario para torneos vibrantes; y ahora, también, en Segóbriga, que el pasado sábado vivió unas jornadas destinadas a reproducir el mundo de los gladiadores, aquellos paladines dispuestos a jugarse la vida en un pis pas para satisfacer a sus dueños.
        Lo mejor de esta inocente diversión es que, al amparo de la cita, aumentan los visitantes a ese espléndido recinto y tras conocer el parque en una visita guiada, asistieron en el anfiteatro a la recreación de una lucha de gladiadores, a cargo de miembros de la Asociación Ludus Gladiatorium Vulcanum quienes, además de escenificar las distintas modalidades de combate, explicaron los tipos de gladiadores que existían, las armas que empleaban y las reglas que regían estas competiciones. Posteriormente los visitantes también pudieron disfrutar de una recreación sobre el trabajo que se realizaba con el lapis specularis, el yeso traslúcido que se serraba y laminaba para convertirse en el cristal de las ventanas. 

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