sábado, 18 de junio de 2016

PALABRAS QUE DAN MIEDO


Hay palabras que dan miedo y uno no sabe por qué. Por ejemplo, esta Plaza, moderna, fea y sin gracia, nada simbólica ni emblemática, lleva el título de la Constitución, la última, la vigente desde 1978. Pero casi nadie la llama así. Por una inercia mimética absurda, se la viene llamando la Plaza del Nazareno, y todo porque ahí mismo, delante de ese edificio, hay una escultura dedicada a eso, a un miembro activo de la Semana Santa.
¿Por qué hay miedo, recelo, resistencia, timidez o lo que sea a llamar las cosas por su nombre? Sobre todo si ese nombre es el de la Constitución. Parece como si no existiera una absoluta seguridad en que ese título tiene importancia o vigencia, como si diera vergüenza pronunciarlo y quisiéramos esconderlo, a oídos propios y extraños, para que nadie nos señale con el dedo por prestar una plaza céntrica nada menos que a la Constitución.
No estaría de más que la ciudadanía conquense se sacudiera esa losa, empezando por las excelentísimas autoridades y pasando por los medios informativos, especialmente los digitales, a los que parece hacérseles muy cuesta arriba nombrar a las cosas por su nombre.

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