

La Real Academia Conquense de Artes y Letras ha decidido entregar los títulos de académicos de honor al músico Theo Alcántara y al pintor Julián Grau Santos. Ocuparán los puestos dejados vacantes por los fallecimientos de quienes antes ocuparon esas distinciones, el poeta Eduardo de la Rica y el alfarero Pedro Mercedes.
A
simple vista, no hay ninguna relación aparente entre Alcántara, música nacido
en Cuenca en 1941 y Grau, pintor nacido en Canfranc en 1937 aunque muy
vinculado siempre con la ciudad conquense. Pero entre ellos dos hay una muy
peculiar, curiosa relación, que se dirá al final de este comentario.
Theo
Alcántara comenzó
su preparación musical en el Seminario conquense a los siete años en el coro de
niños (los seises) de la catedral. Tras obtener los diplomas de Piano y de
Composición en el Real Conservatorio de Música de Madrid al tiempo que
realizaba giras como concertista de piano tanto por España como por Francia y
el norte de África, se diplomó en dirección en la Mozarteum de Salzburgo donde
asistió recibió clases magistrales de Herbert von Karajan, destacó hasta tal
punto que fue nombrado director adjunto de las dos principales orquestas de la
ciudad, la Camerata Academica y la del Mozarteum y fue galardonado con la
Medalla Lilli Lehmann, primera de las numerosas distinciones que iría luego
sumando a lo largo de su carrera. Ha sido director musical o artístico de
agrupaciones orquestales tan importantes con las de la Ópera de Frankfurt, la
Sinfónica de Grand Rapis, la Sinfónica de Phoenix, la Ópera de Pittsburg, la
Ópera de Caracas, la Music Academy del West Summer Festival de la californiana
localidad de Santa Bárbara o la Sinfónica de Bilbao, así como asesor artístico
y primer director de la Filarmónica de Buenos Aires y de la Orquesta estable
del Teatro Colón también en la capital argentina, amén de colaborar como
director invitado con muchas otras tanto en Estados Unidos como en
Hispanoamérica, Europa o Asia, incluyendo nuestro país.
Por
su parte Julián Grau Santos hijo de pintores recibió su primera
formación en la Academia de Bellas Artes
de Sant Jordi en Barcelona, ciudad de la que luego se traslada a Madrid desde
donde viaja en varias ocasiones a París donde conoce de primera mano el hacer
pictórico de los impresionistas y postimpresionistas, corrientes artísticas que
influirán decisivamente tanto en su técnica como en su estilo pictórico, un
estilo respecto al cual cabría hablar de una figuración expresionista de
pincelada que a veces roza la abstracción. En 1957 realizó su primera exposición
individual en la sala Libros de Zaragoza, iniciando una carrera que ha llevado
su obra no sólo por casi toda España sino a países como Francia, Estados
Unidos, China o Japón. También ha trabajado con éxito la obra gráfica y la
ilustración literaria (especialmente conocida es su labor como ilustrador en el
diario ABC) y aunque su labor como paisajista es especialmente valorada,
también está considerado como uno de los retratistas más importantes del
panorama nacional actual. A lo largo de su vida ha mantenido una muy especial
relación tanto artística como personal con Cuenca, ciudad en la que durante
muchos años y hasta muy recientemente ha tenido estudio y casa. Asimismo el
paisaje conquense ha estado reiteradamente presente en sus cuadros, ha expuesto
en varias ocasiones en nuestras salas y siempre ha prestado su colaboración a
cuantos proyectos – carteles, revistas, ediciones, muestras - se le han
ofertado desde nuestra provincia.
Hasta aquí las referencias (breves, escuetas) biográficas.
Ahora queda pendiente saber qué relación hay o puede haber entre dos personas
que, probablemente, ni se conocen, a no ser que en alguna ocasión hayan
coincidido (en Cuenca o en cualquier parte del mundo). Veamos:
Hace un par de años, el Ayuntamiento de Cuenca regó las
calles con un copioso número de nombres de todo tipo, entre ellos bastantes
músicos y pintores. Es curioso que entre ese repertorio no estén Theo
Alcántara, el músico conquense contemporáneo más importante de cuantos hay en
orquestas sinfónicas ni Julián Grau Santos, el pintor que más veces ha pintado
calles y paisajes de Cuenca. Curioso, ¿no? Menos mal que la Academia está al
quite y reparte honores de manera más equilibrada que el consistorio municipal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario