Siempre
falta algo por hacer. O siempre hay algo que se puede hacer mejor. Lo pienso
cuando, al leer un artículo sobre un tema cualquiera, echo en falta alguna
mención que pienso debería estar ahí. Puede que el autor no considere necesaria
la cita pero también puede ser que no dispone en ese momento de la información
adecuada sobre el producto en cuestión. Joan C. Martin, enólogo valenciano al
que el periódico presenta como un gran experto en asuntos de vinos ha escrito
un catálogo de los mejores vinos españoles a precio razonable, incluso baratos,
ese arte tan difícil de compaginar pero que existe. En la entrevista-reportaje
que aparece en el salmón dominical de El
País (4 de enero), el experto habla de generalidades y de matices. Cuando
le ponen en el compromiso de citar zonas concretas en que se produzca ese
binomio deseable, varios nombres salen a sus labios y elogia zonas productoras
concretas que, como él dice, están haciendo un buen trabajo. Entre esos nombres
no están los nuestros, ni Castilla-La Mancha ni Cuenca. Ya se que este es un
prurito localista que no debería importar demasiado en este tipo de análisis y
comentarios, realizados con la premura que tiene todo lo periodístico. Pero
siempre gusta que se mencione lo nuestro, que se valore. Quizá Joan C. Martin
no lo considera necesario pero también podría ser ignorancia, desconocimiento,
de una zona y un sector que no se hace valer. O, por volver al principio, quizá
debería hacerse un mayor esfuerzo de difusión, hacia el exterior, y no solo
esas campañas provincianas, interiores, de “consume lo nuestro”, algo que
hacemos por rutina y sin necesidad de impulsos.
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