Hay vida más allá de la Semana Santa de Cuenca. Ya se que
esta afirmación, dicha así, de manera tajante, desconcertará a algunos y quizá
incluso (antecedentes hay) provoque alguna reacción sulfurada, porque hay, en
esta ciudad, no pocas personas convencidas de lo contrario, o sea, de que sólo
existe la Semana Santa de Cuenca y que en torno a ella gira cuanto aquí sucede,
como única óptica que aplicar al entorno vital ciudadano.
Se me ocurre semejante reflexión (que, por otra parte, viene
de muy atrás) al encontrar en el digital Voces
de Cuenca la noticia de la muerte de Dimas Pérez Ramírez, ocurrida el
pasado lunes. La información se encabeza con esa noticia, acompañada de la
frase “pregonero de la Semana Santa de Cuenca en 1990” . A eso se reduce y así
se simplifica la vida del fallecido. No importa su oficio dilatado en el tiempo
como archivero diocesano, su dedicación a poner orden y catalogar los infinitos
legajos desperdigados que heredó, la manera fructífera en que fue desgranando
papeles y poniéndolos a la luz pública, la forma en que facilitó el trabajo a
otros investigadores, su incansable tarea
difusora, pronunciando cientos de conferencia, publicando artículos,
folletos y libros, sobre la Inquisición, la brujería, el culto diocesano, el
arte o su Tarancón natal y tampoco se valora para nada su aplicación docente. Todo
ello queda subrogado, en el texto informativo, al hecho, anecdótico, de que fue
pregonero de la Semana Santa, como si no
hubiera hecho ninguna otra cosa en la vida. Luego sí, en el texto, se comentan
algunos de esos factores, pero yo aquí llamo la atención al titular que, de
entre una fecunda y variada biografía, elige como dato representativo ese que
estoy citando.
Hace ya algún tiempo que algunas
voces, tímidas, prudentes, para no enfadar a nadie, vienen señalando la
conveniencia de que esta ciudad se libere de la presión que la estructura de la
Semana Santa viene ejerciendo sobre el conjunto de la ciudadanía, como si no
hubiera otra cosa a la que referirnos ni que pudiera representar un impulso
para movilizar el apagado estilo de vida que va impregnando la cotidianeidad
conquense. Debería haber más voces uniéndose a ellas hasta formar un coro armónico
que se pueda dejar oír y sirva para cambiar la trayectoria de un rumbo que solo
conduce a un horizonte cerrado sobre sí mismo.
Hay vida más allá de la Semana
Santa. Como hay, en la figura del fallecido Dimas Pérez Ramírez, una densa
biografía personal y profesional, con datos suficientes para ilustrarla y que
le sirve, ahora, en el momento del tránsito vital, para irse acompañado del
respeto, el afecto y la consideración que supo ganarse en vida. Y que le llevó
al seno de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, de la que fue uno de
sus fundadores y por eso traigo aquí esta imagen, compartiendo mesa y tertulia
con Carlos de la Rica.
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