Quedan todavía algunos días, pocos ya, para poder contemplar una de las exposiciones más creativas a la vez que originales que nos ha sido posible ver en los últimos meses. Me refiero a la que ofrece José Martínez Gómez en las salas del Centro Cultural Aguirre, donde estará montada hasta el 15 de enero.
José Martínez
Gómez es de profesión laboral herrero, o sea, de los últimos ejemplares vivos
que se dedican a la forja del hierro, a la que se ha dedicado con singular
empeño y profesionalidad, haciendo durante años lo que se necesitada. A los
pies del cerro de la Majestad, desde donde puede mirar de frente al Júcar,
tiene su taller, ahora estudio, porque más allá de las funciones prácticas que
de su oficio se esperaba, José Martínez empezó a desarrollar una dimensión
imaginativa, original, artística. Lo podemos ver ahora con la exposición pública
de una buena parte de sus últimos trabajos, en los que abre la puerta a figuras
de animales, cuerpos geométricos, formas sugerentes cargadas de abstracciones
emotivas, imaginarios fantásticos.
No es la
primera vez que sale del taller-estudio a la calle. Esta es su séptima exposición
en solitario, formada por un conjunto de treinta piezas de las que se extrae,
si es posible sintetizar en un solo concepto tanta variedad, el movimiento, en
sus más exquisitas manifestaciones. Estas figuras, elaboradas con un material
duro, estable, transmiten actividad, movimiento, viveza de líneas. Cuenta el
autor que trabaja de manera espontánea, sin bocetos previos, trabajando la
forma tal como se lo pide el cuerpo o sea, dejándose llevar por la inspiración.
Para
quienes aman la búsqueda de los misterios insondables de la creación artísticas
podría añadirse aquí lo que dice un texto alusivo a este trabajo: “Al acechar en detalle las esculturas se
descubre que están hechas de tres materiales para su creación (varillas, tiras
y piezas modulares) unidas al material fundamental de sus obras, el hierro, bien
encogido, fruncido, rasgado, o combinado con el fuego a base de soplete y
muchas horas al rojo vivo”.
La palabra
no siempre es suficiente para acertar a trasladar los profundos sentimientos
que transmite una obra de arte. Sólo la visión directa puede alcanzar la
plenitud del significado. Ya lo saben: hasta el 15 de enero.
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