Aunque algunos comentaristas
de orientación marxista pretenden atribuir a Groucho Marx la frase “La política
hace extraños compañeros de cama”, lo que realmente dijo este impagable Marx
fue: “No es la política la que crea extraños compañeros de cama, sino el
matrimonio”. Aquella otra frase, la que figura en el título de este comentario,
se debe a otro memorable humorista de nuestro tiempo, Winston Churchill quien,
con su habitual cinismo irónico dijo, en buen inglés: “Politics makes strange
bedfellows”, o sea, lo ya sabido y escrito al inicio: “La política hace
extraños compañeros de cama”, frase que entre nosotros popularizó Manuel Fraga
Iribarna, al comienzo de la democracia, para explicar (y quizá justificar)
algunos cambalaches que se estaban gestando.
No soy nada original al recurrir a esa frase, ya
tópica, para resumir el sorprendente emparejamiento producido entre el Partido
Popular y Podemos, que es como intentar mezclar agua y aceite, animados ambos
por el encomiable afán de llevar la contraria al PSOE y de esa forma contribuir
a desmantelar el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, situado en
Cuenca, y de paso arrastrar a otras iniciativas y actividades menores pero
también pendientes de financiación por parte de la fundación Impulsa, que se encarga
de canalizar los dineros regionales encaminados hacia la cultura.
Lo curioso es que, en el fondo, probablemente ambos
grupos opositores llevan razón porque lo que late en la iniciativa que han
emprendido es la voluntad de que la Junta de Comunidades renuncie a la
disparata política de externalizar servicios en vez de gestionarlos por sí
misma. Como sabemos, eso viene ocurriendo en todas las administraciones
públicas desde que en este país se consagró la falacia de que, a través de
fundaciones, las cosas se gestionan mejor y es más barato, mentiras cochinas
las dos cosas, como ahora se está comprobando, lo que anima a los mismos
profetas de entonces a retroceder de aquellos planteamientos para volver a
recuperar para la administración las competencias de las que se habían
desprendido.
Eso es lícito y comprensible. Naturalmente extraña
que el PP, cuatro años gobernando la región, no se planteara entonces llevar a
cabo esa recuperación de competencias culturales y lo haga ahora, de manera
impulsiva, cuando está en la oposición. De Podemos no sorprende nada: cualquier
cosa es posible en su errático deambular por los vericuetos de la democracia y
aún veremos cosas mayores.
Lo inadecuado e impresentable es que esta actuación
se haya hecho de forma ejecutiva, ahora mismo y ya, desmantelando el Museo de
las Ciencias y poniendo en riesgo de desaparición otras actividades. Lo
razonable y democrático hubiera sido promover un cambio de tendencia, anular de
manera paulatina la fundación Impulsa y trasladar a la consejería de Cultura
las competencias y el dinero. No ha sido ese el camino sino que, además, y de
forma absolutamente insensata, se suprime la partida destinada a financiar el
Museo para llevar a potenciar la estructura deportiva de Talavera de la Reina.
Nunca ha sido buena política vestir a un santo desnudando a otro y quienes
hacen eso (PP y Podemos) demuestran muy
poca habilidad política.
Por cierto: maravillosa y ejemplarizante la forma
dócil y rastrera en que los conquenses miembros de ambos partidos siguen las
directrices de sus respectivas cúpulas. No importa que Cuenca salga perdiendo.
Lo importante es lamer el culo a sus líderes, hagan lo que hagan, para así
seguir mejor conservando el sillón y el coche oficial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario