Hace unos meses me hice eco aquí,
en un comentario, del despiste producido en el texto de la placa situada a la
entrada del renovado Jardín de los Poetas, donde se reproduce el famoso soneto
de Federico Muelas dedicado a Cuenca, suceso que también fue comentado en otros
foros.
Hoy vuelvo sobre el asunto, pero
para decir lo contrario, o sea, que el tonto error cometido entonces ya ha sido
subsanado de la única manera posible: borrando la palabra incorrecta y poniendo
su lugar el “limpia” que el poeta quiso escribir y escribió.
Coincidiendo con esa corrección se
ha llevado a cabo la apertura, al fin, después de tantos años, de lo que queda
de la iglesia de San Gil (bien poco, por cierto), rebautizada, precisamente por
inspiración de Muelas, como Jardín de los Poetas, asunto que no se libró de las
naturales bromas de pueblo tan humorista como el nuestro, porque quien más
quien menos buscaba el jardín por algún lado. Difícil de encontrar, claro,
donde no hay ni una maceta.
Tampoco se libro de la ironía
ciudadana el alcalde de Cuenca que, al celebrar la reapertura, se congratuló de
que la ciudad pudiera volver a disponer de “uno de los rincones más bonitos de
Castilla-La Mancha y de España”, declaración de patriotismo localista que suscitó
la natural rechifla en las redes sociales.
Por mi parte no diré nada sobre el resultado de
la intervención, porque no es ese el tema de hoy. Con la recuperación del verso
sobre Cuenca ya tenemos bastante.
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