Es muy estimulante saber que hay nada menos que 60
deportistas conquenses, pertenecientes a 27 modalidades deportivas, que han
obtenido “grandes logros” en las competiciones en las que han participado este
año a nivel nacional e internacional. Como me gusta estar bien informado y
saber de todo un poco, me alegro muchísimo de enterarme de tal cosa, pues la
desconocía hasta este momento. El Ayuntamiento de Cuenca sí que lo sabe y por
eso el día 22 se celebró un acto multitudinario, presidido por el alcalde, como
es natural, para premiar y rendir homenaje a los galardonados. En sus palabras,
el señor Mariscal agradeció a tan nutrido número de miembros de la élite
deportiva de “llevar con orgullo el nombre de Cuenca por todo el mundo”.
Quienes estamos en el ámbito de la cultural, en
cualquiera de sus infinitas manifestaciones (artistas, escritores, músicos,
artesanos, arquitectos, periodistas, cineastas, estudiosos en general) deberíamos
sentirnos avergonzados. Hay 60 deportistas conquenses dignos de recibir un
homenaje del Ayuntamiento de Cuenca y ni un solo activista de la Cultura
trabaja lo suficiente para llevar el nombre de Cuenca por el mundo y ser objeto
de un reconocimiento municipal.
Cualquiera, al leer estas líneas, dirá: “Qué envidioso”. Pues,
sí, siento envidia, por qué no decirlo. Envidia, sobre todo, de los cientos de
Ayuntamientos de España que suelen celebrar un día al año un acto especial de
exaltación de la Cultura y de quienes la practican. Claro que esos
Ayuntamientos y sus alcaldes y concejales
no se pasan el día gastando saliva en proclamar las grandezas de la
Cultura y qué bien que seamos una ciudad cultural. Eso, la palabrería vana,
queda para Cuenca. Las cuestiones prácticas, los hechos, los hacen los demás.
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