domingo, 15 de febrero de 2015

UN CATÁLOGO DE RECUERDOS


            He escrito ya alguna vez -y no me gustaría repetirme, aunque empiezo haciéndolo- que una de las carencias más acusadas entre nosotros es la falta de suficientes libros de memorias (o recuerdos personales, que viene a ser lo mismo), lo que dificulta considerablemente el conocimiento de nuestras propias circunstancias. Si personalidades de la talla de Fermín Caballero, Astrana Marín, González Palencia, Federico Muelas, Diego Jesús Jiménez y otros muchos (cito solo nombres modernos, para no remontarme a los tiempos clásicos) hubieran realizado tan saludable ejercicio, tendríamos ahora a nuestro alcance no solo noticias directas, sino también comentarios, impresiones muy valiosas. Es este un género que no ha tenido mucha aceptación entre nosotros y debería tenerlo.
            Maximiliano Cava Marco no es un nombre conocido, ni famoso, salvo, seguramente, en su pueblo, Masegosa, donde siempre ha vivido y a cuyo ambiente, geográfico y humano, dedica ahora este libro verdaderamente ejemplar, Casi un siglo de vida. Memorias de un jubilado autodidacta que ve la luz con la ayuda de sus sobrinos, Joaquín Esteban Cava y Salvador F. Cava. El protagonista y a la vez autor tiene 93 años y una memoria prodigiosa, componente siempre necesario a la hora de emprender un recorrido por la vida transcurrida y no solo a través de las experiencias personales sino dejando constancia de un material verdaderamente importante sobre las circunstancias ambientales del tiempo ido. Porque en esas páginas ciertamente emocionantes, y que se leen de un tirón, enhebrando sin parar un tema con otro, están los hechos propios, desde la niñez a la adolescencia (la escuela, la primera comunión, el pastoreo, el primer trabajo como peón) pero multitud de observaciones sobre la vida cotidiana del pueblo y, por extensión, de toda la Serranía de Cuenca: el campo, los ganados, la maderada, la recolección de la aceituna, los oficios ya perdidos, la matanza por supuesto, tan vinculada siempre a esos ambientes, la forma de vestir y por no seguir detallando conceptos, todo un riquísimo fresco narrativo que pone ante los ojos del lector, como dice el título, todo un siglo de vida en un pequeño pueblo serrano, sin que falte, y es un ingrediente siempre necesario, un amplísimo repaso por los repertorios personales de quienes en estos tiempos ocuparon puestos de responsabilidad (los alcaldes, los párrocos) pero también los maestros, los molineros, los jueces de paz… de manera tan detallada y exhaustiva que el lector queda maravillado ante este acopio de datos.
            Apasionante, desde luego, viene a ser la lectura (también porque es tema escaso entre nosotros) de los tiempos vinculado a la guerra civil, incluyendo el propio conflicto pero también los años anteriores (la República) y los inmediatos posteriores (el primer franquismo). Son testimonios directos, de primera mano, con una ejemplaridad subyacente que resulta imprescindible conocer para que de una vez por todas podamos comprender qué pasó en este país y, sobre todo, por qué pasó aquella calamidad cuya resonancia aún sigue condicionando buena parte de nuestras vidas.

            Es este un libro seguramente menor en el conjunto de la bibliografía provincial porque aparece en forma de autoedición, sin los apoyos editoriales que serían necesarios para garantizarle un mayor difusión, pero desde luego de conocimiento útil y conveniente para quienes deseen conocer algo (no algo: mucho) sobre las circunstancias de la vida, los hechos y las costumbres durante casi un siglo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario