A los
políticos y gentes de bien decir se les llena la boca de palabras entusiastas
cuando tienen que dar una buena noticia y entre ellas se incluyen las
recuperaciones de vistosos edificios o elegantes obras de arte. En ese capítulo
quiero incluir a la Churrería del Tío Santos, que hace unas semanas ha
recuperado su ambientación tradicional y su espíritu castizo conquense, que
perdió, en mala hora, hace un año (pizca más o menos) para ser transformada en
una cosa amorfa y aséptica titulada, para más inri, Torus Coffee. Está claro que la cosa no ha funcionado y como
corregir es de sabios, aquí tenemos otra vez a la histórica churrería, con su
ambiente popular, sus mesas de mármol y, lo que es más significativo, con su
habitual café con churros, que de eso se trata. El establecimiento fue fundado
por Santos González en la calle del Doctor Chirino, a comienzos del siglo XX,
cuando la calle no se parecía, ni remotamente, a la que ahora vemos (ni, a
decir verdad, nada era como es) pero allí arraigó y allí ha podido bandear
calores y tormentas para llegar hasta hoy. Terminada la experiencia modernista
que no parece haber gustado a nadie, podemos volver a tomar café con churros en
La Churrería.
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